Lejana intriga esta que ofrece un George Sanders metido a periodista. Un feo asunto en el que los nazis se han establecido a las puertas del oriente medio para controlar el extremo del Mediterráneo por medio de acuerdos con los árabes. El norte de África en 1941 representaba una zona clave de comunicaciones y logística para los aliados y los alemanes no estaban dispuestos a dejarles las cosas fáciles.

La estructura argumental está bien, creíble dentro de lo tolerable, un rápido empiece determinado por el asesinato del amigo del periodista y su posterior investigación nos mete en harina. George Sanders, siempre omnipresente, se empeña en una relación amorosa con una misteriosa mujer. La película pasa por tramos de pausa y otros de mayor brío y mantiene un tono decente. Estas ciudades orientales como Damasco dan juego y más en aquellos tiempos bélicos de espías lejos de los combates, aportan exotismo y el ambiente siempre interesante de misterio. Virginia Bruce, para el señor Sanders, aporta motivación, necesaria fuerza visual y arranque calorífico en aquellas arenas del desierto.