Ha pasado mucho tiempo, no recuerdo cuanto, pero aún me sigo preguntando si lo nuestro fue cierto o fue todo una farsa. Reconozco que aún hoy sigo preguntándome el por qué, el por qué de tantas y tantas mentiras, de tantas promesas incumplidas, de tantos engaños, de tanta patraña. El por qué de este doloroso fracaso. ¿No te das asco? ¿nunca has sentido la nausea?. He soñado, que todas las noches te despiertas con una crisis de ansiedad pensando en mí, en la traición que me infringiste, en el dolor sobrehumano con el que me has maltratado y que, por fin te sientes culpable de toda una vida esperándote; Pero como siempre, has tenido suerte y ya me he enterado que tienes Alzheimer y no recuerdas nada. Es una lástima pues tenía varias preguntas pendientes, pero ya sé que no vas a volver y yo, aunque quiera y pueda, no te voy a dar la satisfacción de ir a buscarte pues no mereces NADA. Ya me acostumbré a tu nada, esa nada que me ha consumido todos estos años, a tu silencio vulgar, a tu falta. Date una sorpresa y habla, por una vez en tu puta vida di la verdad, dime porque no fuiste capaz de sacrificarte por conseguir lo que tanto ansiábamos. ¿Qué enfermedad mental es esa que tiende a la autodestrucción? ¿acaso eres idiota? ¿se puede saber que te pasa? No, claro que no. Tu solo piensas en ti. Tú y tus circunstancias. Instinto básico, vago indeseable, perfecto imbécil. Estoy por apostar que te volviste loco. Espero que sí, seguro que sí. Loco, la palabra maldita, la que nunca me atreví a insultarte. Loco de amor, loco de rabia.

¿A que huele la traición?

Hazme un favor: ponte delante de un espejo desnudo, mírate a los ojos si puedes y dime lo que ves. ¿No te da vergüenza? ¿en qué te diferencias de un monstruo? ¿cómo has podido hacerme, hacernos, hacerte esto?, ¿cómo pude consagrar mi existencia a esperar a el hombre de mi vida? infame ingrato. Te deseo una lenta agonía para que sufras y sufras hasta el fin de tus días. ¿Cómo pudiste dejarme aquí sola y sin esperanza? egoísta, miserable y yo ¿qué? ¿acaso no te dejas nada aquí? ¿lo nuestro fue un juego?, ya veo que si, pues si me cuentas todo lo que me hiciste no podrías mirarme a la cara, pérfido cabrón, mezquino cobarde, rata de 2 patas.

¿Cómo fuiste capaz de traicionar todos nuestros sueños?


Releyendo lo escrito me doy cuenta que yo también estoy enferma, pues una vez sabida la verdad, te deseo todo el mal que seas capaz de soportar, que seas profundamente infeliz y que el sombrero que te envío por nuestro hijo, te recuerde la vida que no tuviste y perdiste. Nadie en su sano juicio sería capaz de sentir semejantes barbaridades fruto del amor despechado e infinito, que durante tanto tiempo baldío te profesé, hasta que me pagaste con la traición y con ella, mi venganza es esta carta que hundiré conmigo en la playa que tanto amábamos, pues tú has asesinado, crucificado y sepultado todo mi esperanza y no puedo seguir viviendo con esta pasión salvaje que roe mis entrañas:

No sé donde están los límites del odio, lo que sé es donde no están.