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Antonio Morales rating:
10
7.8
9,346
Film noir. Mystery
Two professional killers invade a small town and kill a gas station attendant, "the Swede", who's expecting them. Insurance investigator Reardon pursues the case against the orders of his boss, who considers it trivial. Weaving together threads of the Swede's life, Reardon uncovers a complex tale of treachery and crime, all linked with gorgeous, mysterious Kitty Collins.
Language of the review:
- es
April 21, 2013
9 of 9 users found this review helpful
Quizá pocas películas como “Forajidos” contengan el germen del cine negro de una manera tan destacable, haciendo suyas algunas de sus características más visibles: un crimen, robo o delito que actúa como detonante de la historia; una traslación de la corrupción política o social a la acción; la sustitución del protagonista masculino, referente con el que se identifica el público, antes policía o gánster, ahora detective privado y aquí un agente de seguros; una misoginia que asocia a la mujer (fascinante Ava Gardner) con el engaño o la muerte; una ética personal llevada hasta las últimas consecuencias.
Aunque “Forajidos” siempre será recordada por una estética próxima al mundo de luces y sombras del expresionismo alemán, que hace del film el ejemplo más recurrente a la hora de hablar de una influencia estilística dentro del género. Sólo se toma prestada del cuento de Heminguay la situación inicial: dos pistoleros llegan a una ciudad de provincias con el encargo de matar a un hombre del que sólo conocen su supuesto nombre de Pete Lunn y que esconde su identidad trabajando en una gasolinera. Pese a que un joven corre a avisarle (extraordinaria panorámica) de la llegada de los sicarios, Ole Anderson (excelente Burt Lancaster), conocido también por “el sueco”, espera la llegada de los matones sin intentar escapar, ni oponer resistencia alguna a los mismos.
A partir de este prólogo Siodmak se aleja del cuento y sustituye a los dos criminales por un agente de seguros Reardon (espléndido Edmond O´Brien) intrigado por una misteriosa póliza de 2.500 $ y una serie de objetos personales, entre ellos un pañuelo verde con un arpa dorada dibujada. “Forajidos” despliega una estructura narrativa muy próxima a “Ciudadano Kane” de Orson Welles agrupando una serie de “flashbacks”, que se insertan con un anarquismo total, pero que van reconstruyendo a la manera de un puzle, personajes y acontecimientos.
“Forajidos” lanza una mirada dura, escéptica, plena de turbiedad moral grata a su director, renuncia al sentimentalismo, la lucidez distanciada o el interés por ahondar en los comportamientos humanos más inquietantes distingue y personaliza la aportación del cineasta. Una lección de puesta en escena y del poder de la imagen. En suma, un film ideal histórica, ética, estética y temáticamente, ahí está la traición, la soledad, la violencia, la tipología de los esbirros. Una obra maestra sin paliativos. En el Spoiler comento algunas escenas y detalles para no destripar la peli.
Aunque “Forajidos” siempre será recordada por una estética próxima al mundo de luces y sombras del expresionismo alemán, que hace del film el ejemplo más recurrente a la hora de hablar de una influencia estilística dentro del género. Sólo se toma prestada del cuento de Heminguay la situación inicial: dos pistoleros llegan a una ciudad de provincias con el encargo de matar a un hombre del que sólo conocen su supuesto nombre de Pete Lunn y que esconde su identidad trabajando en una gasolinera. Pese a que un joven corre a avisarle (extraordinaria panorámica) de la llegada de los sicarios, Ole Anderson (excelente Burt Lancaster), conocido también por “el sueco”, espera la llegada de los matones sin intentar escapar, ni oponer resistencia alguna a los mismos.
A partir de este prólogo Siodmak se aleja del cuento y sustituye a los dos criminales por un agente de seguros Reardon (espléndido Edmond O´Brien) intrigado por una misteriosa póliza de 2.500 $ y una serie de objetos personales, entre ellos un pañuelo verde con un arpa dorada dibujada. “Forajidos” despliega una estructura narrativa muy próxima a “Ciudadano Kane” de Orson Welles agrupando una serie de “flashbacks”, que se insertan con un anarquismo total, pero que van reconstruyendo a la manera de un puzle, personajes y acontecimientos.
“Forajidos” lanza una mirada dura, escéptica, plena de turbiedad moral grata a su director, renuncia al sentimentalismo, la lucidez distanciada o el interés por ahondar en los comportamientos humanos más inquietantes distingue y personaliza la aportación del cineasta. Una lección de puesta en escena y del poder de la imagen. En suma, un film ideal histórica, ética, estética y temáticamente, ahí está la traición, la soledad, la violencia, la tipología de los esbirros. Una obra maestra sin paliativos. En el Spoiler comento algunas escenas y detalles para no destripar la peli.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Una sola secuencia de “Forajidos” me confirma la idea de que Robert Siodmak es uno de los directores más interesantes del cine negro, muy por encima de otros más reputados. Me refiero al plano secuencia en que con un movimiento de cámara digno del Welles de “Sed de Mal”, se nos muestra el atraco a la fábrica Prentiss por parte de la banda de gánsters: la voz en “off” narra el desarrollo del atraco mientras la cámara entra en la fábrica acompañando a la fila de los obreros (entre los que están los asaltantes camuflados), se eleva en grúa hacia las ventanas de la oficina (donde tiene lugar el atraco), y luego desciende de nuevo mostrando la huida de los ladrones y, en panorámica a la izquierda, un intercambio de disparos y la fuga en automóvil.
Frases para la historia, “El sueco” (Burt Lancaster) cansado de huir: “nadie puede escapar a su destino”, aguarda su muerte “no puedo hacer nada”, como si estuviera escrito su destino en el rostro, consciente de que “hice algo malo en cierta ocasión”.
Frases para la historia, “El sueco” (Burt Lancaster) cansado de huir: “nadie puede escapar a su destino”, aguarda su muerte “no puedo hacer nada”, como si estuviera escrito su destino en el rostro, consciente de que “hice algo malo en cierta ocasión”.