Mike Nichols es un director con un bagaje cinematográfico irregular que abarca más de 30 años de carrera, sus trabajos en general se dejan ver aunque a veces pecan de ser artificiosos y algo vacuos, en la década de los 60 consiguió un rotundo éxito con esta película que se benefició de una determinada coyuntura social convulsa, venía precedida de otro gran éxito como fue “Quien teme a Virginia Wolf” y que le colocaron en el grupo de los directores más solicitados de aquella época.

Apoyándose en una adaptación de la novela de Charles Webb, esta película describe, entre la comedia sentimental y el melodrama costumbrista, la odisea de un muchacho universitario recién laureado y sobradamente ingenuo en el mundo de los adultos: una dama entrada en madurez (sensacional Ann Bancroft), pero atractiva y altamente sensual le seducirá, pero él caerá enamorado de su hija (Katherine Ross, la chica de “Dos hombres y un destino”); enamorados mutuamente, la madre hará todo lo posible por separarlos.

Pese a no ser una historia especialmente entusiasmante “El graduado” alcanzó inmediatamente un exitazo en todo el mundo, se convirtió en un título de referencia de los años sesenta gracias a su franqueza expositiva y a ese romper con todo (los tabúes, la burguesía, los padres, el sexo represivo, la iglesia), que coincidía con los movimientos juveniles del momento (Mayo del 68 en París). El tiempo ha sido inmisericorde con ella, en mi opinión, vista hoy, se me antoja una película astuta, pero elemental, y sus aristas más ácidas parecen algo oxidadas.

Pero el film hizo una estrella del joven Dustin Hoffman, actor camaleónico que siempre recordaré por su magistral trabajo en “Cowboy de Medianoche”, y no quiero finalizar este comentario sin referirme a la sensacional Banda Sonora de “El Graduado” que contiene unas cuantas canciones del dúo Simon & Gartfunkel que escribieron canciones legendarias para varias generaciones: “Mrs. Robinson, The sound of silence, Scarborough Fair” entre otras que forman parte de la memoria popular.