A ratos piensa uno que está viviendo el materializarse de los sueños (los ríos de chocolate, los árboles con manzanas acarameladas) y a ratos está en la peor de las pesadillas (un malvado hombre-niño que me recuerda mucho a Michael Jackson) con defiguración corporal (vuelven azul a la pobre Violeta, echan a la basura a Veruca, con riesgo de incinerarse, a Agustin lo despachan por un tubo y al sabelotodo lo estiran como a caramelo) todo ésto con el propósito de que los niños se porten bien, a pesar de que los han malcriado, sean un poco respetuosos y aprendan que el amor a la familia está por encima de todo.
Notable teniendo en cuenta que el público para el cual va dirigido no despega los ojos de la pantalla y la disfruta (con susto incluído) de principio a fin.
Para mi gusto de adulta un poco sonsas las canciones que sí aparentan ser totalmente improvisadas, y muy pobres las coreografías de los enanos que las acompañan.