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Vivoleyendo rating:
6
Drama A slow and poignant story of love and patience told via a dying mother nursed by her devoted son. The simple narrative is a thread woven among the deeply spiritual images of the countryside and cottage.
Language of the review:
  • es
March 23, 2014
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La fusión entre alma y paisaje es una huella distintiva del cine de Tarkovsky, cuyo eco resucita a través de su amigo Aleksandr Sokurov, profundamente influido por esa naturaleza que parece pintada en un lienzo mediante planos estáticos, detenidos en encuadres de gran belleza plástica. Los bosques, el cielo tormentoso y el viento persistente integran parte del escenario, enigmático, elocuente a su silencioso modo, dulcemente consolador, remarcando la terrible soledad humana en medio del cosmos. El paisaje arropa y ofrece solaz a los espíritus heridos, aunque también aporta su esencia de incierta amenaza perenne, latente entre las hojas susurrantes agitadas por el viento furioso, agazapada en un aliento de funeral que se cierne sobre la mujer moribunda, exangüe, rendida a algún mal del espíritu de nombre desconocido, sin cura, porque roba la energía y la voluntad de vivir, transformando el cuerpo en una carcasa carcomida presta a dejar marchar en cualquier momento el alma que se apaga lentamente, no del todo resignada al final inminente porque tiene miedo, porque lamenta quizás dejar atrás al único hijo. Lo que teme no es dejarlo solo, en medio de ninguna parte, pues él podrá arreglárselas sin ella. Teme tal vez que se diluya en el vacío de la sinrazón de una existencia sin propósito, sin respuestas, sin nada que esperar más que la certeza de la muerte que pronto se la llevará a ella y que más adelante lo reclamará a él.
El resto del escenario se compone de la parte artificial, la construida por el hombre. Una casa vetusta del desvaído color de las hojas muertas en otoño es el precario refugio frente a todo de lo que es inútil refugiarse, el frío mordiente que no deja de sentirse en los huesos cansados, el murmullo ominoso de los fantasmas que se ocultan por los rincones, fantasmas de los ausentes, de culpas acumuladas, de alegrías perdidas, de la juventud fugaz tragada por la pena y la nostalgia, de todo lo inefable, lo que se queda sin respuestas, sin llanto, sin consuelo.
La madre consumida en brazos del hijo joven, fuerte y solícito que pronto también sucumbirá al dolor vital, al desgaste del tiempo, en medio del paisaje de pincel y paleta, casi cruel en su belleza salvaje, tan descarnadamente solo que un día se fundirá con la tierra y la hojarasca sin nadie que lo ame, ni lo recuerde, ni lo llore como él llora a su madre a la que pide que lo espere allá donde vaya.
Tarkovsky observa desde el cielo.
Vivoleyendo
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