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Vivoleyendo rating:
8
Drama "Thou shalt not bear false witness against thy neighbour". A Polish-American researcher visits Warsaw and attends a lecture about ethics. Afterwards, she approaches Zofia, the lecturer, and says that she is the little Jewish girl whom Zofia refused to shelter during World War II. But Zofia has a very good reason for her apparent cowardice...
Language of the review:
  • es
June 18, 2014
16 of 16 users found this review helpful
Capítulo 8. "No dirás falsos testimonios".
Nunca se lamenta uno tanto de que la vida sea un viaje sin retorno como cuando se ha cometido un error de los que te encadenan a una culpa irredimible. Es entonces cuando casi crees enloquecer porque todo tu ser quiere dar marcha atrás en el tiempo para evitar el momento nefasto. Pero acaso esa sea una de las cosas en que la vida no se parece a las películas, porque no se puede rebobinar, no hay botón de "rewind".
No queda otra que seguir adelante cargando con el peso, las heridas, las cicatrices y el desgaste. Somos todo lo que hemos hecho y así llegamos al presente, siendo el producto de las decisiones y elecciones que hemos adoptado. El contorsionista con el que Zofia se cruza comenta que cualquiera podría doblarse como un muñeco de goma, por supuesto se refiere a cualquiera que aproveche la gran elasticidad con la que nacemos y se entrene duramente para mantenerla. Al nacer hay tantas opciones futuras, los bebés son tan maleables como sus flexibles cuerpecillos, como esos cerebritos que empiezan a realizar las conexiones sinápticas, con casi todas las neuronas aún intactas. Tanto es posible aún en esa etapa, pero comenzamos a tomar direcciones (al principio otros las toman en nuestro lugar) y cada dirección que se toma implica dejar atrás muchas otras. De ese modo nos vamos configurando, no exploramos la mayor parte de las posibilidades que el mundo nos ofrece, sencillamente porque la sociedad y el círculo fraternal en los que vivimos nos enfilan, encarrilan e inculcan un modus vivendi, una cultura, unos valores e ideologías. La maleabilidad inicial se atrofia; no entrenamos y por eso perdemos la elasticidad que una vez tuvimos. Ya jamás volveremos a besarnos los pies con la facilidad del bebé ni la del contorsionista.
Las cargas del pasado, los caminos elegidos y los abandonados se hacen patentes de una manera u otra; el decálogo de Kieslowski está repleto de simbolismos y en este episodio uno de los símbolos clave es el cuadro torcido que por más que se intente enderezar vuelve a caerse hacia un lado. No, no se puede enderezar lo que ya se ha torcido, y aunque se intente arreglar quedará el agujero del cáncamo que no se colocó bien en la madera, siempre estará ahí por más que se quiera tapar y disimular.
Zofia tiene en el alma su cáncamo mal puesto y ello le impide andar por la vida con el espíritu erguido. Ocurrió durante la guerra. Una decisión y una mentira inducidas por el miedo le torcieron el destino.
Pero ahora se le presenta no la oportunidad de enmendar el error, que ya hemos dejado claro que es imposible desandar lo andado, sino de reconciliarse con los fantasmas y aceptar la verdad del cuadro que se torció a causa de una mentira que está más justificada de lo que las apariencias indicaban, o que al menos fue probablemente la única salida que se perfilaba para Zofia.
No se ofrece ninguna respuesta, el Decálogo de Kieslowski nunca lo hace, más bien todo este episodio es una sucesión de interrogantes sobre ética cuyas respuestas son las que cada uno encuentre en su interior. En la clase de Zofia ella es simplemente un vehículo para la reflexión de sus alumnos, no les dicta cómo han de pensar, sólo deja caer preguntas, dilemas, cuestiones morales para que esos jóvenes piensen sobre ellas y saquen sus conclusiones individuales. Uno de estos debates trata sobre el tema central del episodio 2 de este mismo Decálogo, y el otro es el que plantea la visitante que viene de Estados Unidos y que desencadena la crisis redentora de Zofia.
En el que es uno de los mejores episodios de esta magna obra televisiva, el realizador polaco hilvana magistralmente pasado y presente mostrando su Polonia de finales de los ochenta, marcada por la peor guerra de la historia y por los acontecimientos que vinieron después, dejando ese poso de melancolía que flota perennemente sobre el complejo de modestos apartamentos de Varsovia en el que transcurren las vidas de todos nosotros.
Vivoleyendo
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