Alfonso Sánchez y Alberto López tienen talento. No se puede negar que "El mundo es nuestro" implica un ejercicio de esfuerzo, de intentar sacar de donde apenas hay. Y lo logra. Es una cinta muy bien rodada y que transmite credibilidad. De forma inteligente, deciden hablar y filmar sobre lo que conocen, metiéndonos de inmediato en la vida cotidiana más sevillana.

Pero no se limita a señalar con gracia los tópicos. Hay algo de los cómics de Ivà, de gamberrada con ingenio y meter el dedo den el ojo a lo políticamente correcto. Probablemente, como ópera prima, caiga en algún guiño fácil y populista para congraciarse con el respetable.

La dirección de actores es estupenda y refleja a una escuela hispalense que lleva bastante años dando gratas sorpresas a la televisión española. Una de las cosas que más se agradecen en "El mundo es nuestro" es la naturalidad, una constante falta de impostura y la inteligencia para saber que la trama no da para más de una hora y media, teniendo un metraje preciso.

Hay que seguir la pista a todo el equipo de este film. El talento precisa de inversión y préstamos. Aunque sea simplemente nuestro tiempo para dedicárselo a gente con cosas que contar.