Para una generación, fue la gran oportunidad de introducirnos en el fabuloso mundo de los X-Men, esa Escuela de Jóvenes Talentos fundada por Charles Xavier en aras de que protegiesen a un mundo que les teme y desprecia. Dentro de las muchas etapas por las que han pasado los cómics de los mutantes Marvel, el equipo creativo se basó en la estética del entonces dibujante estrella Jim Lee.

Ese tono resulto especialmente beneficioso para un Magneto majestuoso y ambivalente, el perfecto antihéroe para los ideales de los protagonistas. En menos de un centenar de capítulos, se adaptó bien para el publico juvenil el marco de varias sagas vitales de la franquicia (por ejemplo, Apocalipsis).

El tiempo, casi siempre cruel en estas lides, la he pasado factura a algunos diálogos y a su estilo tan noventero pero, como diría Stan Lee, las verdaderas personas creyentes de la Casa de las Ideas la pueden seguir disfrutando como un producto bien hecho y con sana nostalgia.

Una excelente forma de iniciarse en el mundillo.