Cada vez que uno revisita "El halcón Maltés", nota como su interés por la trama de la investigación propiamente dicha, decae en una progresión geométrica. Prácticamente no importa y es muy superable saber cuál es la resolución del misterio. Sin embargo, aunque si bien es cierto que los años no pasan en balde, la historia de este objeto robado sigue causando interés en diferentes generaciones de espectadores.

La clásica historia negra que adapta, fue el debut en la dirección de un John Houston maduro y pleno de energías para narrar con sobriedad y en delicioso blanco y negro esta historia del detective duro en un mundo oscuro y gris. Probablemente si ese hombre en gabardina no fuera Humphrey Bogart, el film ocuparía un lugar menos destacado en el ránking, pero este actor peculiar pero de innegable carisma, vuelve a prestar su oficio a un rol que conoce muy bien.

Si bien no llegamos a la malicia corrosiva y seductora de "El sueño eterno", esta trama presenta algunos momentos memorables, así como situaciones, especialmente la tensión no resuelta entre el personaje protagonista y la viuda de su antiguo compañero de la agencia. "El halcón maltés" tiene un desengaño constante y una moraleja triste.

Antaño habían existido versiones cinematográficas de esta misma Historia, pero es sin duda la de Huston la que hoy por hoy resulta la más reconocible para el gran público, quien puede ver en carne y hueso lo trazado por D. Hammett.

Definitivamente me importa muy poco el halcón y el regalo de época de Carlos V, pero los avatares de este detective y su círculo en un mundo corrompido y viciado, son lo que mejor aguanta el efecto de ese dios implacable llamado Cronos.