Basura en estado puro. ¿Qué le habrá pasado a Woody? Antes sus películas eran tronchantes e ingeniosas... Debe de ser la edad. ¿Cómo si no, puede explicarse que un film resulte deprimente sin pretenderlo? El verdadero problema no es que los actores no realicen bien su trabajo, como tampoco lo es el que Allen no se luzca tanto como otras veces (En la sublime "Balas sobre Broadway" ni siquiera actúa), nada de eso. El meollo de la cuestión reside en una especie de cambio filosófico y de actitud respecto a la mayor parte de sus películas. Así, mientras que en muchos de sus títulos nos presenta la infidelidad o el adulterio de una manera desenfadada y divertida (quitándole hierro al asunto), en "Todo lo demás" el personaje infiel interpretado por Cristina Ricci resulta verdaderamente odioso. Al cimentarse la historia en la relación de ésta con Jason Biggs todo queda inundado por ese desagradable (pero lógico) sentimiento que acalla los escasos momentos de entretenimiento que contiene esta broma de mal gusto. Da la sensación de que el director neoyorkino se arrepienta de las "perrerías" que haya cometido a lo largo de su vida, como si estuviera haciendo penitencia con este largometraje, pidiendo disculpas. Pero lo realmente gracioso de sus películas son esos actos impulsivos y egoístas, que tanto desagradan en ésta, su peor obra. Lo más increíble de todo es que la gente diga que es tan buena como todas las que ha hecho hasta ahora, el viejo Woody de siempre. Pero no, de eso nada.