Comedia dramática en la que Poppy Cross (Sally Hawkins), una maestra soltera de unos treinta años, sobreactúa continuamente para hacernos creer que es feliz y optimista porque se ríe de todo y de casi todos. Es una caricatura y se viste como un payaso, tiene un carácter infantil y lo único que hace en serio es su labor de maestra primaria, en cambio su optimismo y "simpatía" sólo consisten en actitudes alocadas si no está totalmente borracha. Su modo de ser exaspera a un loco obsesivo que supuestamente "enseña" a conducir automóviles, Scott (Eddie Marsan), un personaje muy bien representado y ridículo en su locura, pero Poppy podría exasperar a cualquier persona.
Una película demasiado larga para soportar las inconsistencias del personaje Poppy que se comporta casi siempre con excesivas morisquetas.