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Servadac rating:
4
Drama A slow and poignant story of love and patience told via a dying mother nursed by her devoted son. The simple narrative is a thread woven among the deeply spiritual images of the countryside and cottage.
Language of the review:
  • es
October 6, 2007
58 of 83 users found this review helpful
1) Los árboles dispersos

Tomados uno a uno, todos los ingredientes de la cinta se me antojan dignos de un banquete cinematográfico:

- El gusto por la pausa y los encuadres milimétricos, con esa permanente sensación de paisajismo de los siglos XVIII y XIX.
- La luz de Turner. La paleta de ocres y verdes desleídos.
- La tibia distorsión de las imágenes.
- Los cuadros vivos que compone la pareja de protagonistas (un haz de retratos vagamente bergmanianos). El susurro tenue de sus voces. La fijeza.
- El uso de la cámara, su movimiento casi imperceptible.
- La paradoja: la suspensión del tiempo al borde de la muerte y la inminencia de una pérdida infinita.
- Las entradas y salidas de cuadro por parte del hijo, que cuida, con mimo y parsimonia, de la madre. La cercanía. La intimidad afectiva a la que, por momentos, creemos asistir.
- La voz de la naturaleza.
- Los diálogos, trazados con tiralíneas.

Los ingredientes, ya digo, son inmejorables.

Tampoco es el estilo lo que falla: el tono, el ritmo y la factura técnica resultan unitarios y felices.
===

2) Pero, ¿y el bosque?

Ahora, imaginad un torso griego, clásico. Un brazo, una cabeza con la frente despejada. Las piernas y los hombros torneados. En fin, una lección de anatomía en toda regla.

Sin embargo, al acercarnos, sentimos que ese pecho no respira. No rueda el aire en sus pulmones.

Hay algo que chirría por el engranaje de las piezas. Por desgracia, la obra es aburrida. Los planos se aletargan y se estiran hasta hacer pedazos la tensión.

El mundo de la sutileza y los adagios lentos, de la expresividad brillante y apagada del "pianissimo" en el que Sokurov pretende zambullirse y zambullirnos es, probablemente, uno de los mayores desafíos para un cineasta.

En este caso, los árboles (hermosísimos) apenas dejan ver el bosque. El hilo se extravía al ritmo de ese tren que sale muy despacio del encuadre. Y todo acaba en un bostezo.

Las notas no son la belleza, lo bello siempre está en la melodía.
Servadac
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