Una muy mala secuela de la aceptable "Gigolo", con Schneider haciendo chistes homofogos, metiendose con las personas menos favorecidas y mostrandonos la prostitución masculina como una cosa graciosa y normal. La estupidez del film de Bigelow es mostrar a un asesino de "putos" y como el personaje de Deuce lo tiene que encontrar. Algunos chistes son tontísimos como la chica que tiene un pene en la cara. Una perdida de tiempo y una muestra del mal cómico que es Rob y como puede tirar una película por la borda.