Dos hermanos médicos muy unidos desde toda la vida, pasan consulta juntos. Una noche los dos, en una visita domiciliaria, conocen a una niña diabética, encontrandola sola porque su madre estaba trabajando.
Cuando otro día uno de ellos conoce a esa madre, que estaba separada, su vida cambia totalmente, provocando en él un flechazo inmediato, además de los celos de su hermano.
Lo que nadie esperaba era que el otro hermano quedara prendado por ella también, lo que produce un cambio en la relación entre ellos.
Este supuesto triángulo amoroso se queda en eso, porque la historia es tan floja, tan fría que no te conmueve en ningún momento, llegando a aburrir en muchos pasajes de la peli haciendola lenta y sin chispa.
La labor de los hermanos es correcta, tanto Cédric Kahn y Laurent Stocker lo hacen dignamente, pero la solo belleza de Louise Bourgoin, no le alcanza para hacer un papel demasiado frío que no te llega nunca.
Una peli francesa sorprendentemente floja, que pintaba bien pero que se desinfla completamente con el paso de los minutos.