Seth Rogen reincide en el género cómico, en esta ocasión interpretando a Dale, quién lleva una vida tranquila que reparte entre su trabajo y su sexy novia adolescente (Amber Heard), hasta que es testigo de un asesinato. Pronto involucra en su huída a su camello (James Franco) y juntos protagonizarán una frenética (y alocada) aventura en busca de la verdad y sobre todo de su propia supervivencia.

Superfumados se apoya sobre todo en el humor físico, con persecuciones, tiroteos y peleas varias que la diferencian de otras película del género con su exceso de hemoglobina y de incorrección política, muy al estilo Judd Apatow, quién aquí ejerce entre otras funciones como productor. Rogen repite un personaje con ciertas similitudes a los ofrecidos anteriormente, sobre todo en las películas del ya mencionado Apatow, siendo sin ninguna duda (interpretativamente hablando) James Franco la gran sorpresa de Superfumados, con un personaje muy diferente a los que hasta el momento había realizado.

En realidad (y si exceptuamos a James Franco) nada sobresale en demasía de esta simpática pero repetitiva película, se nota que trata de explotar los últimos éxitos del género con sus dosis de comedia absurda e incorrecta pero bienintencionada en el fondo. Si bien los resultados no son tan satisfactorios como debieran, en parte debido a una parte final demasiado cansina, pero también por la sensación a ya visto (y mejor) que provoca. De todos modos cumple con su función de divertimento insustancial al que parece incoherente pedir más, en fin, demasiado tarde, demasiado visto.