Sosa y vulgar cinta de superhéroes marvelianos para mayor gloria de Stan Lee y de su ya abultado bolsillo, que está ganando cuartos a expuertas con todos los personajes que también le hicieron rico con sus cómics de estética “pulp” y aventuras bizarras.

Esta vez le toca el turno a Daredevil (Ben Affleck), el justiciero ciego que por el día defiende a los oprimidos en los juzgados, y por de noche se enmascara en un habilidoso superhéroe. A pesar de estar privado de la vista, sus otros sentidos se agudizan al máximo y lo convierten en todo un radar viviente hipersensible. Esto, unido a su habilidad y fortaleza, lo convierten en el terror de los criminales y en la mosca más molesta de Kingpin (Michael Clarke Duncan), quien no duda en contratar a Bullseye (Colin Farrell), un psicópata asesino a sueldo con una puntería inmejorable, para acabar con él. Pero Daredevil cuenta con la ayuda de Elektra (Jennifer Garner), una experta en combate cuerpo a cuerpo.

Johnson no arriesga con su película y la elabora con todos los tópicos habidos y por haber, sin apenas atisbos de originalidad. La trama, muy lineal, se limita a responder a las expectativas de este tipo de películas, siendo “Daredevil” el ejemplo más simplón de su género. El resto de películas adaptadas del universo Marvel tienen algo más de contenido y son más interesantes, destacando la trilogía de “Spiderman” de Sam Raimi, el “Hulk” (2003) de Ang Lee, la trilogía de “Iron Man” o, la más reciente, “Los Vengadores” (2012). Todas ellas son grandes exponentes de este subgénero del fantástico, y lamentablemente, “Daredevil” no puede unirse a dicho grupo.

Por otro lado, las penosas interpretaciones tampoco ayudan a ascender la categoría del filme por encima del producto de mero y superfluo entretenimiento. Ben Affleck, ya de por sí bastante malo, no llega a creerse el personaje ni aunque se ponga la máscara para tapar sus evidentes carencias interpretativas. Luego tenemos a Jennifer Garner embutida en cuero y exactamente con la misma personalidad que cualquier otra heroína de acción, por lo que su papel cumple con las expectativas… y por último aparece Colin Farrell con una diana escarificada en la frente y con evidentes síntomas de padecer continuamente una bajada de azúcar. Al menos, su personaje consigue hacer reír de pura vergüenza ajena.

En resumidas cuentas, “Daredevil” no es la mejor opción si se busca una buena película de superhéroes pero consigue, aunque muy a duras penas, cumplir con las expectativas. Entretiene y nada más.