Antes de aproximarse (que no tocar) al techo cinematográfico de la ciencia-ficción con “Hijos de los hombres” (2006) y, más concretamente, con “Gravity” (2013), el mexicano Alfonso Cuarón ya daba muestras de su buen hacer detrás de las cámaras en sus primeras películas, entre las que destacaron “Grandes esperanzas” (1998) y la que nos ocupa.

“Y tu mamá también” se podría considerar como una comedia iniciática, por aquello del viaje hacia un destino concreto que realizan dos adolescentes (Gael y Diego) con muchas ganas de vivir. En este caso, la playa imaginaria a la que se dirigen podría representar la madurez, y la experiencia que recogen durante el viaje es la enseñanza de la vida misma. Como adolescentes que son, su camino de aprendizaje se centra en la sexualidad, la cual la disfrutan de forma desinhibida y natural, ayudados por una compañera de viaje (Maribel Verdú) que huye de una realidad que ha agotado su paciencia.

El periplo por las polvorientas carreteras, típico de cualquier “road movie”, será la excusa perfecta para poder reforzar la amistad entre los dos amigos y conocer la personalidad de una mujer madura que ha vivido una pesadilla y que parece estar congraciada con el destino. En este sentido, la película adquiere toda su razón de ser en el inesperado final, mientras que durante el metraje el espectador sólo se preocupa de disfrutar con las diatribas de los dos amiguetes, cuyos diálogos no se componen sólo de palabrotas malsonantes, sino que contienen palabras más duras que los hieren de verdad, y otras más amables que los hacen reír, reforzando su amistad con revelaciones y confesiones.

El papel de Maribel Verdú es innegablemente erótico, pero forma parte indivisible de ese viaje de iniciación de los dos chavales como un componente más de su aprendizaje. Es difícil definir más este personaje, ya que conllevaría a desvelar partes del final que, una vez visto, hacen que el espectador recuerde escenas, momentos y conversaciones que adquieren toda su dimensión verdadera.

Las interpretaciones son notables. La pareja de chavales recogen en sí mismos la esencia de esa etapa adolescente en la que las hormonas tienen el control absoluto del cerebro, en unas actuaciones naturales y frescas.

Recomendable.