El gran Alfred Hitchcock iba a demostrar una vez más porque se le recuerda en el mundo del cine y porque su nombre está grabado en la mente de tanta gente. Por el año 1960 se estrenaba una auténtica revelación hasta la fecha, uno de los títulos con más importancia del género y sobre todo, una obra maestra, Psicosis.

La sinopsis gira entorno a una mujer que parte fuera de la ciudad de Arizona (Phoenix) en busca de un sitio más tranquilo con una suma de dinero importante prestado. Largo viaje la hace parar en un motel que se encuentra en las afueras del estado. Su dueño, llamado Jason Bates, la atiende con amabilidad y presta a la mujer que se quede a pasar la noche. Lo que nadie sabe es que el propietaro del motel no es alguien común como él mismo transmite en apariencia.

Hitchcock pone en servicio del espectador todo lo que uno puede pedir, su trabajo detrás denota que pocos han superado lo que este director plasma en esta película. Desde el comienzo, con una historia bien concreta acompañada de unos personajes bastante precisos ya da sus primeras pistas. Y es que Janet Leigh lleva todo el peso en la primera parte de la película demostrando porque posteriormente iba a recibir el Globo de Oro por su interpretación tan completa. Dado que son los primeros minutos de la cinta, ya somos testigos de como el llamado rey del suspense realiza cada movimiento y cada escena con una mano impecable. Según avanza el metraje todo va subiendo en cuanto a calidad, al presentarse cada personaje da la manera más acertada, solo nos falta fijarnos en como cada secuencia se cuida al más mínimo detalle. Sus últimos minutos son igual que la música tan atronadora que suena a lo largo del filme, el personaje de Jason Bates (Anthony Perkins) está cuidadísimo sin perder un solo momento el terror que se esconde detrás de su apariencia tan inocente. Al final todo está bien mascado con cada detalle explicado sin dejar ninguna marca.

Todo lo anterior es lo que la hace a esta película casi perfecta si no fuera porque nos olemos lo que sucede antes de que termine. También camina en su contra los cuidados aspectos técnicos, que quizás no son los mejores pero aún así, argumentalmente entierra todo lo anterior.

Psicosis, una obra de arte del cine clásico que con el tiempo seguirá viéndose por el legado que deja, por motivos más que sobrados. Angustia en cada escena y secuencia imposible de olvidar como la famosa ducha de la actriz Janet Leigh, o la banda sonora perfectamente acoplada que más estupenda no puede ser.