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kafka rating:
6
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5,739
Western. Adventure
Aging lawman Steve Judd (Joel McCrea) takes a job transporting gold from the Sierra Nevada mining town of Coarsegold, and hires old pal Gil Westrum (Randolph Scott) not knowing that Westrum and his callow sidekick Heck Longtree (Ron Starr) intend to abscond with the paydirt. On the way they pick up Elsa Knudsen a runaway farm girl hoping to marry Billy Hammond, a miner. But she doesn't realize that Billy is only one of a bunch of ... [+]
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- es
October 16, 2005
11 of 18 users found this review helpful
La historia de 2 viejos vaqueros (Scott y McRea) que se reunen para transportar oro desde unas minas hasta un banco, acompañados de un joven y una muchacha granjera y asilvestrada que escapa de su rígido padre.
La segunda película de Peckinpah y según la crítica la primera sólida de su carrera. Sin ser redonda ni mucho menos, el cineasta va introduciendo en el western las primeras vitaminas a efectos de su renovación y ya aparecen algunas constantes de sus mejores logros: la amistad traicionada y repuesta perpetuamente tras la muerte; la violencia, en estampida, deslocalizada y frecuente, sin que importe el tiempo, el lugar o el hecho que la deriva; los heroes crepusculares, borrados, los seres desarraigados; la lírica (aquí no muy afortunada), a modo de balada, que hacen de la película algo raramente poético; la falta de autoridad y ley - ese sheriff ridículo y borracho -.
Con baches de guión y una puesta en escena todavía algo parcheada, es un adecuado primer acercamiento a Peckinpah y a su cine de vocación anticlásica.
La segunda película de Peckinpah y según la crítica la primera sólida de su carrera. Sin ser redonda ni mucho menos, el cineasta va introduciendo en el western las primeras vitaminas a efectos de su renovación y ya aparecen algunas constantes de sus mejores logros: la amistad traicionada y repuesta perpetuamente tras la muerte; la violencia, en estampida, deslocalizada y frecuente, sin que importe el tiempo, el lugar o el hecho que la deriva; los heroes crepusculares, borrados, los seres desarraigados; la lírica (aquí no muy afortunada), a modo de balada, que hacen de la película algo raramente poético; la falta de autoridad y ley - ese sheriff ridículo y borracho -.
Con baches de guión y una puesta en escena todavía algo parcheada, es un adecuado primer acercamiento a Peckinpah y a su cine de vocación anticlásica.