Años de la postguerra en una zona rural de Cataluña. Andreu es un niño del bando republicano. Un día encuentra a otro niño amigo suyo moribundo y a su padre ya cadáver. Las autoridades sospechan de su padre, pero él se niega a reconocerlo y buscará el culpable por otro lado...
Una magnífica película de Villaronga que atrapa desde una primera secuencia brutal y perfecta, que expresa una capacidad de ambientación espléndida y acabadísima, así como una fuerza evocadora que si bien no alcanza cotas superlativas posteriormente, mantiene con bastante solidez el resto del relato.
Villaronga narra "Pan negro" en base a continuas simbiosis: Luz/Oscuridad, Fantasías/Realidad, Lirismo/Crudeza. Y explota sus temas predilectos: el carácter malsano del ser humano, las infancias violadas/dañadas de forma profunda, y lo hace de manera acertada y lacerante.
Con un final estremecedor, y una narración simbiótica también entre lo clásico y lo moderno, su desarrollo en la postguerra la hacen tener una fuerza y verosimilitud aún más poderosas y dan más credibilidad, más verdad, a una montaña de mentiras adultas en medio de un tan cándido como fantasmal, oscuro, paisaje de niños que maduran de repente. Muy bien interpretada por los niños.