Una de las unanimemente consideradas y considerables como obras maestras del western, para muchos también una de las cimas de John Ford (algo que no comparto; en el número especial de la revista "Nickelodeon" quedó en séptimo lugar en la filmografía de su autor, por ejemplo).
La película recrea la que, muy posiblemente, sea la más mítica e iconográfica historia del western: el duelo en OK Corral entre el ex-sheriff Wyatt Earp contra el clan de los Dalton, y la de su amistad con el tísico y seductor Doc Hollyday. Es muy probable que no se pueda extraer un mayor y más marcado catálogo de iconos y mitos.
Ford narra ejemplarmente la historia, centrándose más en la descripción del ambiente y de los personajes, en la emoción, que en la acción, contando con una espléndida fotografía de Joe MacDonald, la música de David Buttolph (con la famosa canción "My darling Clementine" a la cabeza y que el título original a la película) y un elenco artístico frondoso y espléndido, al que Henry Fonda otorga, en una prolongación evidente y magnífica de la idiosincracia fordiana, una serenidad plácida, humana, agradecible y sentida de una particularidad muy pocas veces hallada (con mejores resultados, yo diría casi insuperables, se logra en la siempre infravalorada "Las uvas de la ira" del propio Ford e interpretada también por Fonda).