Lo que más me fascina de esta película es que, a pesar de lo manido del argumento, funciona a la perfección. Acudiendo a un reparto sobresaliente, cada uno en su estilo, es capaz de hacer extraordinario lo ordinario, y de entresacar lo cómico de situaciones realistas predestinadas al drama.

En cualquier caso es un grito ensordecedor para hacernos recordar varias cosas:
1. Que Bill Murray es un actor dormido y en la sombra, pero que desde allí sigue consagrado como un grande, y con razón.
2. Que en los altibajos de su carrera Naomi Watts es tan versátil como impactante.
3. Que por más que te encasillen en un género, si tiene madera de actor/actriz darás el callo ante cualquier papel. Y eso va por Melissa McCarthy, quizás la mayor sorpresa de esta película.

Burton recupera un colorido y un estilo que guardó bajo llave tras 'Big Fish', y no logra desprenderse de las reminiscencias a su infancia con las que inunda sus obras. Nada que ver con el guión, que tiñe la historia del gris oscuro del vacío. Tampoco las prestigiosas carreras de Amy Adams y Christoph Waltz han encontrado justicia en los papeles que interpretan.

En conjunto una obra menor que sumar a la filmografía de uno de los cineastas más carismáticos de las últimas tres décadas.

Hay una, una sola cosa que le agradezco a este tipo de remakes. Que me permiten ponerme en contacto con sus originales. Y en muchos casos descubro joyitas del pasado que ni los mejores libros de historia del cine reflejan.
Así me ha ocurrido con la versión de Blumhouse de Jóvenes y Brujas (fatiga me entra al asociar el nombre de la que hasta no hace mucho era mi productora de terror favorita a este bodrio de adaptación).

Antes de verla acudí a su homónima noventera. El simple hecho de contar con Neve Campbell en su reparto ya me puso las orejas de punta, y cuando vi a su lado a Skeet Ulrich casi me cago encima (sepa el/la lector/a de mi fanatismo por la saga Scream). Pero si a ello le sumamos que la realización, la ambientación y el uso de una maravillosa selección musical la sumergen en la estética de la mítica saga del maestro del terror Wes Craven, ya tenemos el menú perfecto servido.

Y tras este primer visionado me voy al de la versión actual y... ¡zasca! Directo a la boca. Menuda actualización forzada se han marcado los señores y las señoras de Blumhouse. Imagino que la intención sería calar en la juventud actual como lo hizo la original en la de su época, pero si ese es el reflejo de esta juventud, que Dios nos asista. Esnobismo, postureo, diversidad sexual ultraforzadísima, interpretaciones mediocres...

¿De verdad ha petado el saco de las ideas como para tener que recurrir a estos proyectos para enganchar a las nuevas generaciones? Pues que vayan con pies de plomo, porque corren el riesgo de perder a las viejas generaciones.