Es una lástima, de momento no supera la mediocridad. La fama que tiene solo se debe al renombre que ganó en su día nuestro célebre sociópata.

La trama es ingeniosa, pero los capítulos son monótonos y se hacen pesados por lo lento que transcurren. Además, no se encuentra en la serie un ápice siquiera de terror, es más, hay quien diría que confunden el suspense con una iluminación tenue, detalle que se aprecia, por desgracia, muy a menudo. Y, aunque los diálogos sí que guardan algo de misterio, no se hacen en absoluto amenos, sino que parece que las palabras caen de sus bocas quedamente, con claras faltas de viveza, sin apenas fuerza.

Por otra parte, es de reseñar que hacen un uso incoherente del argumento original. Se puede apreciar que toman fragmentos de aquí y allá según conveniencia propia. Teóricamente la serie está basada en el libro de El dragón rojo, de Tomas Harris, o al menos en un principio. Sin embargo, hay ciertos momentos en el que integran partes de El silencio de los corderos; cambian los personajes, pero las conversaciones, las situaciones…todo ocurre de forma misteriosamente semejante a este último libro, ¿es que acaso intentan hacer un popurrí?