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Críticas de Jose Javier Castro
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Críticas ordenadas por utilidad
5
4 de mayo de 2022
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Es un ejercicio interesante hacer una película cuya historia ya todos conocen. En 2005, Porfirio Ramírez, un hombre paralítico hace 14 años a causa de dos balas perdidas, se convirtió en figura pública gracias a que decidió secuestrar un avión para reclamar sus derechos al Estado Colombiano.

Alejandro Landes, nacido en Brasil y con raíces colombianas, fue quien decidió hacerlo, usando como protagonista al mismo hombre paralítico. Podría pensarse que Porfirio sería un documental al igual que Cocalero, su más importante obra, que retrata el ascenso a la presidencia en Bolivia de Evo Morales, pero no es así.

Landes no hizo un documental, tampoco usó como eje central de la película el secuestro, en vez diseñó una ficción cuyo argumento principal es la sicología del personaje, con la intención de desentrañar las razones por la que Porfirio cometió su delito, queriendo mostrar el lado más humano de la violencia: el crimen como un grito desesperado para ser reconocido

Y lo hizo muy bien, la película configura una estética que agota y cansa al espectador, logrando un desespero como aquel que llevó a Porfirio a cometer su delito: a través de secuencias repetitivas sobre la cotidianidad del protagonista, mostrando su impotencia por ser paralítico y su total dependencia de su esposa e hijo para subsistir, también a través de la fotografía por debajo de la línea de horizonte con el fin de representar el punto de vista “normal” de un discapacitado que se moviliza en silla de ruedas, con muy pocos movimientos de cámara e incluso a través del psicoanálisis en una escena en la que nuestro protagonista cuenta que tiene sueños sobre sí mismo caminando como si su inconsciente se resistiera a aceptar su accidentada condición.

También hay que destacar que la película se filmó con el sistema cinemascope, aquel usado en las películas tipo Western, disminuyendo la tridimensionalidad del plano y con un ligero desenfoque a los lados que obliga a que los encuadres sean muy simétricos y fijen la mirada sobre el personaje, acentuando aún más la intención de Landes de mostrar a Porfirio como un hombre que necesita ser reconocido.

No es Porfirio una película apta para el público general: es agotadora narrativamente (parece que no pasara nada) y es poco entretenida. Es mas una película poética con una estética coherentemente concebida, que busca generar sensaciones más que contar una historia, quizás contemplativa, y representando muy bien el lado más humano de una persona encerrada en su propio cuerpo, necesitada de reconocimiento y obligada a realizar un acto violento para liberarse, siendo finalmente encerrada de nuevo. La película empieza y termina igual: una metáfora.
Jose Javier Castro
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