James Cameron dirige esta secuela virtualmente directa (por lo menos a ojos de Ripley, que ha estado 57 años en sueño). Una entrega, donde Ripley, ya asumiendo el papel de protagonista, se consagra complementada con un importante papel también de la niña colona (Rebecca Jorden, conocida como Newt) y en menor medida del personaje de Hicks.

En esta entrega, la tripulación al incluir personal militar, tiene una personalidad más canalla amplificado con personajes como el marimacho Vasquez. También abunda mucho más la acción por el hecho de que ya se lucha contra multitud, aunque sigue gestionando bien momentos de tensión articulados principalmente con una mejorada representación de los sensores de movimiento (en la primera entrega eran herramientas improvisadas).

Más allá del ya conocido lanzallamas, se incorpora las metralletas y su característico sonido de pequeñas ráfagas.

Terror de ciencia ficción dirigido por Ridley Scott a bordo de la nave Nostromo (2122) y sus siete tripulantes producto de tener que despertar a mitad de su viaje de vuelta para investigar la señal procedente de un planeta.
Gran naturalidad para ir hilando largas secuencias de suspense/tensión sin generar cansancio porque se alimentan de la intriga a lo desconocido.

El personaje de Ripley deja huella al género.
Obviando algunos fotogramas concretos, la película ha envejecido muy bien.

Precuela de la película original de Alien, también dirigida por Ridley Scott.
Aunque el objetivo de la trama es que los protagonistas encuentren respuestas al origen de la vida de la Tierra (estamos en 2093), sirve también para que los fans de la original podamos encontrar respuestas a ciertas preguntas que todos nos cuestionamos en su momento.

Está protagonizada por dos arqueólogos (Elizabeth Shaw, Charlie Holloway) pero forman parte de una tripulación como de costumbre, en este caso de la nave Prometheus, que buscan sus respuestas en un planeta lejano.
La dirección, actuaciones y algunos planos que nos regala son bastante buenos. Los diálogos también son interesantes, obviando alguno jocoso que rompe el tono (sin manos). El desarrollo gira alrededor de la figura de los Space Jockeys (y no tanto de los aliens) por lo que tiene su bienvenida singularidad dentro de la saga.
La sensación de exploración, salvando las distancias, recuerda en ciertos momentos a la que vivimos en la entrega original de la saga. Hay que ser benévolo con ciertas tomas de decisiones que pueden chirriar.

El tramo final tiene cierta epicidad, aunque nos quedamos con las ganas de cierta interacción adicional.

Secuela de Prometheus, también dirigida por el ya mayor Ridley Scott.

La película desafina en varios sentidos, empezando por la tripulación, especialmente la odiosa personalidad y poco consistente de la chica Daniels. El problema no lo tiene la premisa (En 2104, la nave Covenant se desvía del planeta que iban a colonizar por una señal que reciben de otro planeta). Uno de los puntos troncales de la saga suele ser la exploración de lo desconocido, y en esta entrega es indignante el poco entusiasmo y curiosidad que despierta en el equipo las cosas desconocidas con las que se van topando en ese acto.
La capacidad de hallar respuestas a preguntas que nos despertaba Prometheus, son fulminadas en una sola secuencia para dar prioridad de manera egocéntrica a su propia sinfonía, con alguna nota que desafina.

Solo hay un momento algo memorable.

Secuela de Alien³ (200 años después) donde se ha creado su protagonista clónico de Ripley con su Reina dentro. Esta versión clónica tiene una personalidad y estética más siniestra, lúgubre y pandillera (hay que aceptar que ya no es algo humano y que hemos dejado al icono atrás para no nos cause rechazo).

De los seis nuevos tripulantes que visitan la nave, destacan las personalidades de la chica Call y de Johner (Ron Perlman). La película se asienta progresivamente, aunque tiene un enfoque más a la acción y menos al suspense. Hay que tener cierta tolerancia a momentos que causan grima (Ripley con la pelota de baloncesto, momento disparo con dos rebotes, disonancia narrativa de un personaje que aparece improvisado). La idea de que los aliens son inteligentes es algo más explícita.

El metraje tiene algún momento icónico, el problema es que algunos se exponen como si fuera un parque de atracciones y no con maestría, convirtiéndose en la peor de la saga original.