Recién, y a duras penas, después de evitármelo todo el tiempo que me fue posible, he terminado por ver esta película que trata sobre un loro, y su dueña, Marie. Ah! El loro habla. No, no repite frases, ni pide galletas. Habla. Perfectamente el inglés, y se comunica maravillosamente. Como es natural, esto llama la atención de todo mundo, tanto de delicuentes, como de científicos y personas de distintos estratos sociales y diferentes intenciones. Cada uno quire poseer el loro para sus propios fines, algunos egoístas otros, no tanto...

Clichés una y otra vez, frases repetitivas, situaciones predecibles, y algunas bromas algo simplones y poco divertidas en el mejor de los casos. La película marcha a ritmo regular, no es particularmente aburrida, aunque sí bastante sencilla en su temática y, como ya mencioné, muy predecible y sin muchos aportes.

No obstante los puntos mencionados, la pleícula cuanta con un par de escenas muy bien logradas, y dos o tres momentos que inspiran verdadera ternura. Una inyección de talento en esos dos o tres momentos es lo que me decidió escribir esta crítica.

De modo que contamos con una historia simplona, personajes estereotipados y situaciones predecibles, y si son capaces de tolerar eso sin demasiadas quejas, sin duda disfrutarán el resto.

Brian de Palma es uno de esos directores que viven de sus glorias pasajeras. A pesar de tener un puñado de películas que abarrotan los remates de Blockbuster, sigue vigente en el coplectivo popular por Los Intocables, y su inmortal y legendaria, Scarface. Pero ello no quiere decir que no logra hacer verdadero cine cuando tiene el los recursos y la inspiración. El mejor ejemplo de ello es Carlito´s Way.
La película no es perfecta, claro, tiene fallos. Pero viendo la estructura completa, y siendo condescendientes con los errores del guión, esta película es una belleza. Nada tiene que envidiar a Los Intocables, y menos aún a Scarface.
En primer lugar, una vieja historia: un criminal arrepentido, que desea escapar de su mundo. Quiere una nueva vida. Y el destino, benévolo, le da la oportunidad: le es concedido salir de prisión para hacer esa nueva vida. Ël sabe que es una oportunidad única, y no desea estropearla: quiere escapar. Salir, incluso, de su país, iniciar de nuevo lejos, lejos del crimen, lejos de sus antiguos amigos, lejos de su pasado.
Con cierta timidez busca y encuentra a una antigua novia, Gail, aún hermosa, y aún enamorada. Este golpe de suerte lo desespera más: la fortuna no suele ser tan generosa.
Asistimos entonces al drama que vive Carlito intentando escapar de su antigua vida, sin quedar con deudas, sin dejar cabos sueltos, y sobre todo, sin perder a Gail. Cada paso, cuidadosamente dado, hacia la luz al final del tunel, que se siente tan próxima que desespera. Como el mismo carlito dice: "Este sueño mío está tan cerca, que casi siento que puedo tocarlo".
Narrada cuidadosamente en primera persona durante los momentos nodales, la película es tan bien contada que es muy fácil identificarse con Carlito. Pronto nos sentimos parte de él (o mejor dicho, una parte de nosotros de siente él). Pacino, sobra decirlo, está fabuloso: para verlo en su mejor momento, esta película es ideal. Consistente, convicente, y aún así, melancólico y un poco deprimente. Actor de lujo.
Como coestrella, Sean Penn está a la altura de las circunstancias. Maniático, obsesivo, y al mismo, despreocupado y fiestero. Pennelope Ann Miller, muy bella, y su actuación bastante correcta, aunque sin llegar al nivel interpretativo de los otros dos.
Escenas de acción al estilo de Palma, aunque algo más modestas, son las omplementadores de este espectacular drama. Quizá sean estas mismas escenas las que puedan desmerecer un poco: relativamente simples (no hay mucha originalidad en ellas), notablemente rebuscadas, y a veces, un tanto incomprensibles. Pero, para nuestra fortuna, esas escenas de acción solo están de paso.
En resumen, quizá le mejor película de De Palma, y al mismo tiempo, uno de sus trabajos menos conocidos y valorados. Tanto el inicio como el final, trágicos, cargados de drama, y excepcionalmente dirigidos, y entre estos dos momentos, una historia bien contada, con un dejo de nostalgia, de tristeza y de inocencia. Imperdible.