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Críticas de Jorge Grisales
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
7
8 de diciembre de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL VALLE OSCURO
EL PECADO ORIGINAL
Generalmente en la raíz de toda buena película, en su subtexto, se encuentra algún mito conocido. Mis esfuerzos de lectura de toda película, se inclinan, con frecuencia, a descubrir cuál es ese mito subyacente. En ocasiones es evidente, en muchas otras no es tan fácil, y es necesario abordar la lectura desde otra perspectiva. En el caso de EL VALLE OSCURO me permito proponer la idea de “el pecado original”; veamos por qué.
En primer lugar debo decir que es esta una película lacónica, de pocas palabras; la forma narrativa es escueta, y especialmente visual (la cantidad de diálogos no sobrepasan unas cuantas páginas) es decir debemos deducir la fábula progresivamente, en la medida en que la película nos va suministrando la información. De este modo logra mantener y alimentar nuestro interés y así mismo nuestra atención, incrementándolo con el desarrollo narrativo. Una razón posible de esta forma narrativa se anuncia al principio. Al empezar la película la narradora nos dice que “hay cosas terribles, que sabemos, pero que es mejor no decir”. Y al final sabremos qué es aquello tan terrible. Se trata de lo que yo llamaría “nuestro pecado de origen”. Greider ha regresado para realizar una escena trágica: matar a sus medio hermanos, y a su propio padre. Al final, cuando Greider se dispone a hacerlo, y nosotros, espectadores asombrados e irritados, comprendemos la razón de su venganza, le damos a Greider nuestra venia, y asistimos complacidos al acto de justicia. Incluso, el propio padre, en acto, quizá de conciencia de su pecado, acepta sin resistencia su muerte. De este modo, nos priva un poco del placer de la venganza, y queda solo como frío acto de justicia. Se convierte solo en algo que no nos agrada, pero que debe hacerse. Es el fatum humano, que significa al mismo tiempo, destino y fatalidad.
El dilema de Greider (equivalente al drama de Hamlet de “ser o no ser”) Le coloca en el trance de actuar, al mismo tiempo, como juez, verdugo y víctima. El pecado cometido por su padre (la violación de su madre) de la cual, él es la prueba. Lo colocan en el centro de la tragedia. Greider es el hijo del pecado, es el pecado mismo. Y Greider se enfrenta al dilema moral de su propia existencia. Matar a su padre y hermanos es, (asusta solo pensarlo) es una venganza necesaria, una obligación moral. Al hacerlo, Greider se mata a sí mismo. Cuando digo esto pienso inmediatamente en los suicidas; es factible pensar que todo suicida, en algún momento, se dice a sí mismo: ”Yo no debería vivir”. Y, acaso, al terminar la película, en el fondo de nosotros mismos, no se acomoda la idea de que seres como el padre de Greider y sus malvados hijos no deberían existir?
Jorge A. Grisales
Jorge Grisales
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9
1 de junio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo, como la mayoría, que esta es una película de una gran belleza poética; bella fotografía, edición, actuación, música, etc. en resumen una gran cinematografía. Intentando explorar el complejo de sentimientos que esta película me produjo, apenas alcanzo a vislumbrar un gran tema general: El amor, que se expresa en tres direcciones: el amor a una profesión, el amor a un país, el amor a una mujer. Cuanto nos debemos a cada uno?, cual prima sobre los demás? Al final podemos morir o matar por cada uno de ellos. La vida es una lucha que pagamos con la muerte. La patria, la nación, la democracia, la profesión, son al fin y al cabo simples abstracciones; la mujer en cambio es concreta, nuestro otro yo, nuestro prójimo, lo real, lo verdadero. Carabaggio al final perdona a Lazlo por haber escogido a Katharine, por encima de todo. El ser sentimental, prevalece sobre el ser político. Hana y Kip también deberán luchar contra el mundo para realizar su amor. Al final, creo, nos complace la idea de morir por amor. Nada puede ser mas trascendente, mas glorioso, mas sublime.
Jorge Grisales
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9
14 de marzo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven indígena (Karamakate) que cree ser el último sobreviviente de una tribu amazónica, se enfrentará dos veces en su vida (primero joven y luego siendo mayor) al dilema de ayudar o no, a un hombre que pertenece a la “tribu” responsable del exterminio de su propia comunidad. El joven Karamakate, apasionado y beligerante, decide no solo, no ayudarle, sino que además intenta destruir las plantas (la Yakruna) que el hombre “blanco” (Theo) buscaba, como medicina para salvar su vida. El mismo Karamakate, años después, viejo y deprimido, decide ayudar a otro hombre (Evan) de la misma “tribu” del anterior, que quiere también conocer la planta maravillosa. El acto de “dar” es, visto de este modo, como el símbolo y metáfora básica. En el medio de ese dilema se encuentran expuestos varios de los dilemas humanos contemporáneos: la conservación de especies vivas del planeta, incluidas las comunidades indígenas; la acumulación como forma de vida autodestructiva; la extrema racionalización; la colonización espiritual, y la pérdida de imaginarios mágicos y místicos, entre otros.
Las dos historias, que ocurren separadas en el tiempo, primero al Karamakate joven, y luego, al mayor, nos son narradas simultáneamente o en paralelo, Lo cual nos permite contrastarlas. El joven Karamakate, de altiva presencia física, y de una noble y heroica belleza, ofendido e indignado, impedirá que el hombre “blanco” enfermo, consiga su medicina. El Karamakate viejo, en cambio, que vive deprimido y triste considerándose un Chulllachaqui, (un cascaron vacío) es ahora, el enfermo, el necesitado, y la nueva visita del hombre “blanco”, es la oportunidad de redimir su pecado y su dolor. Solamente “dando” Karamakate perderá su condición de Chulllachaqui. El viejo indígena, decide enseñar y compartir su planta, símbolo de la mediación o puerta entre los mundos conocidos y los desconocidos, entre lo profano y lo sagrado, entre lo científico y lo mágico, entre lo vivido y lo soñado.
El abrazo de la serpiente es una bella y rica metáfora, que nos recuerda, que la llamada civilización occidental, nos ha otorgado conocimientos, pero nos ha quitado sabiduría; que para resolver sus conflictos, el mundo “desarrollado” tiene mucho que aprender de las llamadas comunidades primitivas. Que la imaginación y la comprensión mágica y mitológica del mundo es la otra herramienta que los humanos poseemos para enfrentarnos a este cosmos que llamamos vida, y que la ciencia y la razón, solas no pueden darnos cuenta clara y definitiva de este misterio.
Como colombianos celebramos esta película que, más allá de los nacionalismos, es la voz de los más débiles materialmente: las comunidades indígenas, a las que debemos mirar con respeto y admiración, a la hora de comparar los patrimonios espirituales. El arte, más cerca del mito que del logos, al igual que las plantas alucinógenas, es la manera de “comprender”, de vivir y disfrutar el mundo, con la razón y más allá de ella. El arte es nuestra sabiduría mas primitiva.
JORGE ARTURO GRISALES SALAZAR
Jorge Grisales
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9
19 de noviembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído muchas críticas sobre esta película y pocas tienen algo de objetividad. La apreciación artística corriente es generalmente de carácter subjetivo, pero el ejercicio de la crítica cinematográfica debe procurar la exposición de elementos objetivos, medibles, reconocibles y sustentables dentro de la película misma.
El error más común que encuentro alrededor de esta película es el de considerarla simplemente, un melodrama. Y lo es, pero es mucho más. “Leyendas de pasión” para la mayoría significa leyendas de enamorados. Pero, si recordamos cuidadosamente la película, sabremos que Leyendas de pasión, es más que eso.
Generalmente al inicio de muchas películas el director nos da a conocer aspectos narrativos básicos y esta película es una de ellas. Veamos, para empezar el narrador es un viejo indígena que narra una historia a otros indígenas que suponemos jóvenes. Y desde el primer minuto nos deja claro de que se trata esta película cuando dice: “Algunas personas oyen su voz interior y viven solo de lo que escuchan. Esas personas se vuelven locas o se convierten en leyenda.” Es decir en el primer minuto de la película nos deja saber que vamos a ver la historia de un hombre loco, o de un hombre que se convirtió en leyenda. Y efectivamente nos contará la historia de este hombre desde su nacimiento hasta su muerte (incluídas sus historias de amor) Vista así esta es una historia biográfica. Es la historia de la vida de un hombre, contada por alguien que lo conoció. Es natural que la película nos enganche alrededor de las historias de amor, que no son pocas: tres hermanos enamorados de una mujer, y casi todos enamorados de un hombre.
Veamos de que otras cosas nos habla esta película además del amor. El hecho de que el narrador interno sea un indígena no es gratuito. Tristán es educado con la influencia de este indígena y posee entonces el carácter y el espíritu natural y libre de quien vive en contacto directo con la naturaleza. La relación simbólica con el oso atraviesa la vida de Tristán. Se hace hombre luchando con él, y morirá finalmente en sus garras. Aparece aquí el otro gran tema de la película: La muerte. Esta relación, llamémosla natural (idealizada quizá) entre el hombre y la naturaleza tiene en Tristán un sentido trascendente, que se ritualiza y simboliza en el acto de arrancar la cabellera, o el corazón de la víctima. Este sentido de la muerte, se confronta con la muerte en la guerra. En ella, la muerte es impersonal, masiva, anónima. La muerte en la guerra responde a conceptos que están más lejos del individuo, son los conceptos del hombre moderno: Esto nos refiere entonces al entorno histórico de la película: El desarrollo y maduración de la nación americana. Aparecen los aspectos que caracterizarán este período. El alcohol, la política, los nuevos valores: la patria, la libertad, la guerra etc. Samuel es así el hombre de la modernidad, que pone en primer lugar sus deberes de ciudadano, por encima de sus aspiraciones personales (casarse y ser feliz con Susana) y decide hacerse soldado y morir por su país. Alfred también es el hombre moderno: emprendedor y exitoso en los negocios que se hace hombre político. Vista así esta película nos confronta dos universos: El hombre nuevo de una sociedad nueva y emergente y el hombre primitivo que empieza a ser parte del pasado, el hombre que encuentra su sentido en la naturaleza, que la escucha en su interior y se guía por ella. Este hombre, que todos admiran y del que todos se enamoran es ahora solo parte del pasado, existió, pero ahora es solo una leyenda.
Jorge Grisales
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5
30 de mayo de 2020
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Creo que el mejor adjetivo que encuentro para definir esta película es: BIZARRA. Debo reconocer para empezar, que no tomó el camino fácil. Es atrevida en lo visual, en lo sonoro y en la actuación. Y aunque visual y narrativamente es intensa y cargada de drama, a mi parecer no logra definir un tema central y profundizar en él de manera consistente.
No es el tema político, ni el ideológico lo importante. Parece más un laboratorio a la manera de un "reality" de televisión, en el que un grupo de jóvenes es colocado en una situación extraordinaria, para estudiar su capacidad de adaptación y su comportamiento en situaciones extremas. Pero visto así podría ser interesante, a condición de conocer algo del pasado de los protagonistas, para entender de donde provienen y para donde van.
Pensar en que se trata de estudiar la "naturaleza humana" en general es factible; pero sabemos que en arte podemos aspirar a "lo universal" partiendo de lo singular, lo particular, lo local. Y aunque los paisajes, los temas: el secuestro, los grupos armados, las montañas y las selvas aluden a nuestra geografía y las temáticas colombianas, la película no se interesa por ubicar la trama en un lugar específico. De este modo sin pasar por lo local, lo particular, la película termina quedándose en lo general, lo universal, lo abstracto. Los jóvenes terminan siendo solo eso: jóvenes (estereotipos) ocultos tras un apodo o alias, y no tenemos oportunidad de intimar con ellos, con su mundo interior, sus aspiraciones, sus sueños. Nos niega así la aspiración inevitable de todo espectador de alcanzar una identificación positiva o negativa (de aceptación o de rechazo) con los personajes.
Jorge Grisales
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