"Esta historia está basada en hechos reales. Por respeto a los vivos se han cambiado los nombres de los protagonistas; por respeto a los muertos, se ha contado todo tal y como ocurrió."
Espeta la voz de inicio a modo de introducción.

Una vez comienzas a verla, una convicción te asalta constantemente: la realidad supera la ficción? Uno no deja de darle vueltas según esta serie fiel a la premisa de su antecesora se va desarrollando en gélidos parajes mientras se van descongelando a medida que los inverosímiles personajillos que la caracterizan la van entumeciendo con mezquindad, avaricia, y sobre todo estupidez, en cada deplorable crimen, Notable la excepción, como en su predecesora; Allison Tolman, que representa el oasis de sensatez en medio de la estupidez más profunda y fría.
La música, los giros, sus personajes, las interpretaciones... están en completa armonía.

Tras el visionado, uno no deja de darle vueltas a toda esa serie de despropósitos que nos hacen reír y pensar al mismo tiempo, y a su vez regocijarte en el recreo de lo estúpido de nuestras propias miserias humanas.

Visualmente soberbia. Divertida. Muy buena. Por respeto a los vivos...

Acabo de ver una trilogía y estoy emocionado y entusiasmado internamente. Por una vez entre tanto cine de artificio, clones y historias pretenciosas, veo cine del bueno. La guerra del planeta de los simios es el colofón a la mejor franquicia del cine moderno. Tiene mensage, conciencia moral sin moralinas y agita las conciencias. Es una reflexión necesaria sobre el mundo actual, las jerarquías, la naturaleza humana, el precio de la venganza. Es un viaje introspectivo que se mete en la conciencia y te replantea la posición del hombre ante la naturaleza. Hay satisfacción al entender la venganza de la naturaleza ante la cobardía y el egoísmo humanos. En cómo se revela ésta ante la tiranía. Y hay belleza en medio del estupor. Ciencia ficción mucho más real que todo lo visto hasta ahora, que por primera vez justifica y afronta el eterno conflicto humano entre el bien y el mal, el bueno y el malo, con sentido verdad y realismo.

Ben Affleck confirma el pulso de sus hechuras como director de grandes películas y de paso se erige como el más digno discípulo de Clint Eastwood. Los atracos están rodados de forma magistral, y la historia de su pasado, su presente y su futuro, va calándote hasta el punto de convertir una sencilla película de atracos, en un film absorbente emocionante y creíble que te mantiene en vilo hasta un gran final.