Me gustaría ser un poco más benevolente con ella, pero es que simplemente no puedo: me aburrí como una ostra. El planteamiento del film como dos narraciones paralelas hace que, en vez de sumar, una se reste a la otra: cuando quieres que se profundice en el mundo onírico de la joven, el director interrumpe el relato para mostrar una torpe investigación de los hechos ocurridos.

Al final te acabas dando cuenta que ninguna de las dos te interesa lo más mínimo, y sientes verdadero pavor y vergüenza ajena ante ciertos recursos (casi toda la peli es a cámara lenta, y no exagero) y escenas de lo más cursi, lastrado por unos efectos digitales bastante mejorables y relamidos (supongo que esto es lo que verá Enya cuando se pone a pensar). Ni los pobres Stanley Tucci y Susan Sarandon consiguen que sus personajes sobresalgan: el uno porque se ve eclipsado por el resto de elementos del film y la otra porque su papel es tan breve y “guay” que se nota a leguas que ella está ahí por razones económicas. Prefiero Ghost.