.... y agradecimiento de Woody Allen. Debería haberla titulado, para ser honesto, "Vicky Cristina Barcelona Oviedo".
Alguien ha criticado muy certeramente este engendro como una actualización de los tópicos "typical spanish", con un Alfredo Landa más apuesto (Bardem), unas suecas más macizas (americanas en realidad), y una Marbella más cosmopolita (Barcelona). El desarrollo de estas pautas es delirante: pintor bohemio que se codea con la "jet" de Barcelona que, no obstante ser catalán, nació en Oviedo (lo juro que lo dice) con un padre poeta, que para no publicar su obra vive en una mansión rural tipo pazo de Meirás, que él mismo tiene una casa en un barrio residencial de Barcelona, tiene amigos propietarios de avionetas, un deportivo que no acierto a identificar pero que debe ser un lujo de coleccionistas, un guitarrista con pinta Camarón de la Isla (mejor hubieran puesto a Melendi que es asturiano) que aparece en sitios distintos con una pinta muy parecida.
Si a esto se añade dos turistas americanas, una de ellas que viene a hacer un master a Barcelona de "identidad catalana", que aunque parezca ironía propia de Jiménez Losantos no lo es porque el productor de la película es, entre otros, Jaume Roures (sí, el de Mediapro, La Sexta y diario "Público", que no sé de dónde saca tanto dinero), la cosa adquiere un tinte cómico en sí misma, y no por el que dicen algunos que tiene la Pe porque han visto la película en versión original.
Yo, como muchos otros, consideramos a Woody Allen un director que ha hecho películas geniales, ambientadas en su país, sobre lo que conoce o ha vivido. Pero lo han sacado para una película de encargo para hacer propaganda de Barcelona y la ha cagado porque le ha salido un pastiche del estilo de los cuadros que pinta en la película Bardem.

Solamente he enviado dos críticas de “pelis” a esta web: la otra no me gustó y prefiero no recordarla. “The artist” me ha parecido una obra de arte, aunque me joda que el director sea el marido de la protagonista, Peppy Miller, o sea, Berenice Bejo.
El cine (como el arte, en general) es eso, una historia mágica en la que el espectador se enamora del/de la protagonista o se identifica con alguno de sus personajes y logra hacerle creer que aprende algo de si, de los demás o de la vida … o lo consigue realmente, en el mejor de los casos.
El arte (séptimo, en este caso) en estado puro se encuentra oculto en algún recoveco de nosotros, de la realidad, de la vida… de “The artist”.