La etiqueta “Basado en hechos reales” siempre condiciona mi valoración personal. Traer al presente acontecimientos del pasado es una tarea complicada, ya que hay que establecer hasta donde seremos fidedignos y en que puntos dejaremos volar nuestra imaginación.

La estrecha relación con la realidad y la gran calidad de los personajes y de los diálogos son el punto clave del film “Mississippi Burning”, en el que se relatan los hechos ocurridos en el “Verano de la Libertad” de 1964, donde tres activistas fueron asesinados por miembros del Ku Klux Klan.

Dos agentes del FBI llegan al condado de Jessup para estudiar el caso de los desaparecidos, pero en su camino no dejan de aparecer contratiempos (sobre todo a manos de la justicia local) que alargarán de manera desorbitada su búsqueda. Son tantos los problemas que se encuentran que el espectador puede llegar a aburrirse y desear con fervor que el caso se resuelva de una vez para no seguir viendo hasta que punto un ser humano puede ser vil, retorcido y sin escrúpulos.

Quizás la única queja que se le puede poner a esta película sea esta, porque la estética es fabulosa, la fotografía está cuidada hasta el más mínimo detalle y la música, muy sencilla, ayuda a crear los ambientes adecuados. Los personajes, punto clave de culquier historia, son complejos y fuertes, ayudando al espectador a introducirse en la historia. Los diálogos, claros, concisos y llenos de mensaje crean personajes más firmes y complejos

La crueldad humana que se mostró en el verano de 1964 está recogida magistralmente en estos 122 minutos.