Sería fácil comparar esta peli con La Chaqueta Metálica. El mismo cuerpo, distinta guerra. Pero también sería sumamente injusto. Si bien es cierto que bebe de la cinta de Kubrick (así como de otras películas sobre la guerra de Vietnam como Platoon o El Cazador), lo hace sin tapujos y sin molestarse en ocultarlo. Porque más allá de ello tiene un tono propio, y tiene su propia historia que contar. La monstruosa deshumanización a la que el ejército norteamericano somete a sus hombres es de nuevo, veinte años después, el eje sobre el que pivota la historia del marine Anthony Swofford(Jake Gyllenhaal). Desde que era recluta, hasta después del fin de la Guerra del Golfo (si bien, según sus propias palabras, "todos las cabezabote aún seguimos en el desierto"), pasando por su incorporación al batallón de francotiradores del sargento Sykes (Jamie Foxx), somos testigos de la desintegración mental, moral y espiritual tanto de él y de sus compañeros, atrapados en una guerra en la que no guerrean, pero que no por ello está exenta de horrores.
Las formidables interpretaciones de su magnífico elenco se unen a la sublime fotografía de Roger Deakins y a la más que eficaz música de Thomas Newman mediante el brío narrativo del director Sam Mendes, creando pasajes para el recuerdo, como cuando un desquiciado Swoff a punto está de asesinar a sangre fría a su compañero Fergus, o cuando Sykes le explica a Swoff porque es un marine ante los ardientes pozos de petróleo. Realmente es algo frustrante lo poco conocida que es esta peli cuando es netamente superior a la gran mayoría de cintas bélicas de lo que va de siglo.

El cine noir ambientado en la época de la Ley Seca ha dado no pocas joyas al cine norteamericano. Para quien escribe, esta es una de ellas. No he leído la novela gráfica en la que se basa, pero me consta que es muy diferente en tempo y tono. Sam Mendes construye aquí con gran maestría y una precisión de cirujano un retrato de culpabilidad y desesperación. Michael Sullivan(Tom Hanks) es un apocado aunque algo distante padre de familia, que sin embargo oculta algo...peligroso. Poca cosa más sabemos al principio, ya que se nos narra la historia a través de su hijo Michael Jr. (Tyler Hoechlin), y, lógicamente, su padre le oculta su profesión: asesino a las órdenes del simpático anciano el señor Rooney(un memorable Paul Newman). Cuando el niño lo descubra, su familia quedará atrapada en una espiral de violencia y asesinatos.
Pero antes(y después) de eso Sam Mendes nos deleita con algunos de los mejores(por no decir directamente los mejores) pasajes del cine negro norteamericano de lo que va de siglo. Magnífico como se transforma de forma totalmente natural en una road movie protagonizada por ambos Michael, en la que se ahondará magistralmente en su relación. Sensacional la fría y perturbadora persecución a la que los somete el enigmático sicaro Mcguire (Jude Law en, quizá, su mejor papel). Frustrante y descorazonadora la traición del hijo del hijo de Rooney (Daniel Craig). Impresionantes actuaciones para impresionantes escenas,

Curiosa película, cuanto menos. Es una tragicomedia con un profundo poso dramático, pero el verla siempre me llena de buen rollo. A estas alturas, a pocos puede sorprender la hipocresía consustancial al American Way of Life(que, por cierto, no es lo mismo que el Sueño Americano). Esta película nos la muestra con ácida ironía: tenemos la típica familia, del típico barrio, de la típica ciudad. Sus miembros son el padre, Lester (un grandioso Kevin Spacey), atrapado en una rutina de un trabajo que no le llena, una mujer que le coarta, y una hija que le desprecia; la madre, Carolyn (Anette Benning), obsesionada por el control y las apariencias, en gran parte a causa del estancamiento de su trabajo(vende casas) y la envidia/admiración hacia su exitososo competidor; Jenny(Thora Birch) es la hija de ambos, y es, como certeramente la califica Lester "la típica adolescente". Toda su falsedad explotará tras una serie de sucesos: la amiga de Jenny, que atrae a Lester, los nuevos vecinos, en particular el compañero de Jenny, que trafica con maría(luego volveré a él) y graba "la belleza del mundo", y la atracción entre Carolyn y su competidor, el "Rey".
Mayormente a través de los esfuerzos de Lester por resultar atractivo a la amiga de su hija(que a su vez derivaran en otros) se desmontan los tópicos de la familia feliz americana, lo que irónicamente(o no) hará más felices a sus miembros.
El guión de Alan Ball (A 2 metros bajo tierra), conducido a través del magnífico hacer de su debutante(en cine) director, Sam Mendes, es agudo, incisivo e implacable en su crítica socarrona, pero también cae en no pocas veces en el exceso. Afortunadamente, el colosal trabajo actoral minimiza esa tara, aunque las paridas tan "alternativas" que suelta el vecino pueden resultar cargantes por acumulación. Los personajes se hacen querer, y aunque puedan resultar un tanto tópicos en según que momentos, esa sensación es meramente orientativa, resultando más complejos que en otras "deconstrucciones" del American Way of Life. Como digo, Mendes dirige con maestría impropia de una ópera prima, y me gustaría destacar la perfecta simbiosis entre sus planos y la música, especialmente en pasajes "oníricos" como durante la actuación de las animadoras o la fantasía de Lester.
Destacaría además la fuerza de escenas como