Mi contacto con esta película se debió a la lectura de "Diario de un skin" de Antonio Salas, en el que comenta que la proyección se le hace ver a la policía responsable para atajar la violencia dentro del deporte. Es sin duda una confirmación de lo que había leído en el libro anterior: Los "hooligans", así como los nazis, no son un bloque de descerebrados que aceptan a cualquiera en su grupo, sino que son extremadamente desconfiados, pudiendo dar dolorosas lecciones a los infiltrados, topos y soplones que descubren. La película, además, también refleja que tras la violencia de una serie de individuos que utilizan el fútbol como excusa, existen una serie de actividades ilegales en manos de unos pocos, que se encargan de tener las manos limpias. Pero lo que más se centra la película es en el progresivo lavado de cerebro del protagonista, que conforme avanza la trama éste se muestra más ajeno a la disciplina policial y a la vida que llevaba para convertirse en un ser agresivo y desgraciado.

Como punto muy positivo de la política consideraría su realismo, el retrato puro y duro del ambiente "hooligan", en el que se va profundizando, mientras que al mismo tiempo sucede la degeneración del personaje principal. Un punto negativo de la película es la banda sonora, un poco cargante a veces y con pocas variaciones entre temas. Sin embargo, esta película bien merece verla, al ofrecer poder ir más allá de una simple crítica a la violencia en el fútbol.

La película es muy cutre, pretende ser de terror pero si la ves con colegas acaba siendo de risa. Nunca la veáis solos, es demasiado mala como para hacerlo: Diálogos pobres y ñoños, efectos especiales malísimos (en especial la cabeza que vuela... Si la veis ya lo entenderéis), y sustos muy previsibles. Lo único interesante que saqué en esta película es que en Tailandia está prohibido besarse en público.

Incluso a cualquiera le apetece una peli que tenga humor guarro y con poca imaginación, pero no tragar hora y media de una película que las repite constantemente.

La primera media hora te podrás despollar... Pero si luego no te has dormido, prepárate para sufrir en tus carnes algo peor que el pene de Long John Doe taladrando tu ano durante toda tu vida. Por cierto, en su año fue la más subvencionada por el Estado español.

Le hemos puesto un dos pero en cuestión de risas garantizamos un sobresaliente matriculoso. Sí, es cierto, las babosas suenan como macarrones. ¡Qué grandes efectos especiales y sonoros! Cómo ha decaído la carrera de Concha Cuetos desde esta película...