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Críticas ordenadas por utilidad
15 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay una película de drogas, dinero y violencia que me haya impactado ha sido Pusher. Con ella descubrí a Winding Refn, el que luego ganara Cannes con Drive (2011) y entrara en el Olimpo.
Tras ver Uncut Gems (2019) me propuse ver la trilogía Pusher de nuevo, ya que la última de los Safdie recuerda mucho a la primera de Pusher. Y he aquí mi homenaje.
Pusher trata, simplemente, de comprar y vender drogas. Como en cualquier mercado, hay iliquidez, hay deudas sin pagar a tiempo. Hay mercancia de dudosa calidad a la prometida que se debe esperar, recibir, y encasquetar a otro idiota. Alguna no se llega a cobrar nunca. Al no estar regulado, entra la violencia. Las hormonas son la ley. La fuerza se impone a las excusas.
Refn nos pasea por los bajísimos fondos de Copenhague en busca de saldar una deuda. Todos ponen excusas. Todos piden un par de días más. Frank, el protagonista, también. Le debe dinero a un pez más grande. En este caso a Milo, un yugoslavo. Frank intenta cobrar deudas pero todo se va torciendo sistemáticamente. Puedes escapar de la muerte una vez. Un par, incluso. Pero hay ocasiones en que por mucho que lo intentes, aunque sigas vivo, ya estás muerto. No hay salida.
Película influenciada parcialmente por el movimiento danés de los años 90 Dogma: planos a centímetros de la cara. Secuencias sin cortar. Movimientos de cámara en diálogos, etc. Luego Refn acabó en las redes de David Lynch y Jodorowski coloreando su paleta de colores y añadiendo guiones cada vez más obtusos.
Saldar una deuda es algo fácil: ir a recolectar un dinero que se te debe. El problema es cuando tú también debes dinero y debes huir contando el mismo cuento que te han contado tus deudores.
https://serycine.wordpress.com/
Tras ver Uncut Gems (2019) me propuse ver la trilogía Pusher de nuevo, ya que la última de los Safdie recuerda mucho a la primera de Pusher. Y he aquí mi homenaje.
Pusher trata, simplemente, de comprar y vender drogas. Como en cualquier mercado, hay iliquidez, hay deudas sin pagar a tiempo. Hay mercancia de dudosa calidad a la prometida que se debe esperar, recibir, y encasquetar a otro idiota. Alguna no se llega a cobrar nunca. Al no estar regulado, entra la violencia. Las hormonas son la ley. La fuerza se impone a las excusas.
Refn nos pasea por los bajísimos fondos de Copenhague en busca de saldar una deuda. Todos ponen excusas. Todos piden un par de días más. Frank, el protagonista, también. Le debe dinero a un pez más grande. En este caso a Milo, un yugoslavo. Frank intenta cobrar deudas pero todo se va torciendo sistemáticamente. Puedes escapar de la muerte una vez. Un par, incluso. Pero hay ocasiones en que por mucho que lo intentes, aunque sigas vivo, ya estás muerto. No hay salida.
Película influenciada parcialmente por el movimiento danés de los años 90 Dogma: planos a centímetros de la cara. Secuencias sin cortar. Movimientos de cámara en diálogos, etc. Luego Refn acabó en las redes de David Lynch y Jodorowski coloreando su paleta de colores y añadiendo guiones cada vez más obtusos.
Saldar una deuda es algo fácil: ir a recolectar un dinero que se te debe. El problema es cuando tú también debes dinero y debes huir contando el mismo cuento que te han contado tus deudores.
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13 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paolo Sorrentino es uno de los directores clave de nuestra era. En cada era siempre hay algún italiano que forma parte de dicho púlpito: Fellini, Rossellini, Di Sica, Antonioni, Pasolini, Bertolucci, etc. Los tiempos no son los de los anteriormente mencionados ya que vivimos en una sociedad nebulosa dónde el poder se conquista con sobornos, sexo y amenazas. Las preocupaciones de los anteriores sobre la movilidad campo-ciudad, estancamiento-progreso se han convertido en música de discoteca y esnifadas. Hasta aquí todo bien, es lo que nos ha tocado vivir, y vivimos.
Sorrentino nos presenta su pieza sobre Berlusconi. Tras Il Divo sólo él tenía el monopolio de poder hacer algo parecido. La película trata de mezclar Il Dilvo con su retrato de un personaje político cínico con La Grande Bellezza, dónde la aristocracia no para de hablar y hablar mientras nos muestra, con el talento único que él poseé, los rincones de Roma dónde admirar plenamente la ciudad eterna.
La película, al ser una mezcla, podía salir bien o mal. No creo que sea recordada, y eso que plasma a uno de los políticos más televisivos y esperpénticos de los últimos lustros en Europa. Viendola no paro de recordar Il Divo y la impresionante actuación de Servillo. Los juegos de cámara. Los cortes divertidos y de ritmo continuo. La innovaciones con el tratamiento de la imagen. También, escuchando como Berlusconi intenta una y otra vez re-enamorar a su mujer y de tratar con todo tipo de sabandija o prostituta aferrada al poder tampoco puedo dejar de rememorar La Grande Bellezza con sus hermosas visiones de Roma y sus diálogos cínicos y divertidos.
En Loro, hay tres partes. La primera es sobre un aspirante a corrupto que quiere conocer a Berlusconi. La segunda, y bastante larga, es sobre Berlusconi y su mujer. La tercera es el encuentro entre el aspirante y el corrupto. Si la película hubiera estado centrada en el aspirante, moviendose entre las bambalinas oscuras del reino de Berlusconi para poder llegar a la cima, me hubiera interesado más. Pero la película se vendió como la visión sorrentiniana de Berlusconi. Y ni a eso llega ya que el susodicho aún sigue vivo y tampoco es cuestión de jugarse el pan, y más en un país como Italia.
https://serycine.wordpress.com/
Sorrentino nos presenta su pieza sobre Berlusconi. Tras Il Divo sólo él tenía el monopolio de poder hacer algo parecido. La película trata de mezclar Il Dilvo con su retrato de un personaje político cínico con La Grande Bellezza, dónde la aristocracia no para de hablar y hablar mientras nos muestra, con el talento único que él poseé, los rincones de Roma dónde admirar plenamente la ciudad eterna.
La película, al ser una mezcla, podía salir bien o mal. No creo que sea recordada, y eso que plasma a uno de los políticos más televisivos y esperpénticos de los últimos lustros en Europa. Viendola no paro de recordar Il Divo y la impresionante actuación de Servillo. Los juegos de cámara. Los cortes divertidos y de ritmo continuo. La innovaciones con el tratamiento de la imagen. También, escuchando como Berlusconi intenta una y otra vez re-enamorar a su mujer y de tratar con todo tipo de sabandija o prostituta aferrada al poder tampoco puedo dejar de rememorar La Grande Bellezza con sus hermosas visiones de Roma y sus diálogos cínicos y divertidos.
En Loro, hay tres partes. La primera es sobre un aspirante a corrupto que quiere conocer a Berlusconi. La segunda, y bastante larga, es sobre Berlusconi y su mujer. La tercera es el encuentro entre el aspirante y el corrupto. Si la película hubiera estado centrada en el aspirante, moviendose entre las bambalinas oscuras del reino de Berlusconi para poder llegar a la cima, me hubiera interesado más. Pero la película se vendió como la visión sorrentiniana de Berlusconi. Y ni a eso llega ya que el susodicho aún sigue vivo y tampoco es cuestión de jugarse el pan, y más en un país como Italia.
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26 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Jacques Audiard es siempre interesante. Desde la odisea carcelaria de Un profeta hasta Dheepan, con su tratamiento de la inmigración y sorprendente escena final con la que ganó Cannes.
En The sisters brothers se rodea de lo mejor en interpretación que tiene América: Joaquin Phoenix y Jake Gyllenhaal. Cuesta imaginarselos como vaqueros. Bounty hunters, pero en la rareza está el interés. The sisters brothers son unos hermanos que ponen su pistola a un precio en el contexto de la fiebre del oro norteamericana.
La escena inicial ya muestra que es una película cruda pero elaborada. Cada personaje tiene una psicología que a cada vuelta de guión le dirige y le hace tomar decisiones en consistencia. Se humaniza a ese ser del oeste aséptico, cegado por el dinero. En el film hay crisis y dudas existenciales.
Charlie (Joaquin Phoenix) es un bala perdida, hijo de su padre, que matando vive y no sabe hacer otra cosa. Su existencia conlleva matar. Eli (John C. Reilly), por su parte, tiene un proyecto de familia que le hace cuestionarse cuanto va a durar la barbarie. El personaje de Gyllenhaal, idealista quizás, es un conseguidor con afición a la escritura.
El western es el lujo que de vez en cuando se da un buen director. ¿Está pasado de moda? No lo sé. ¿Acaso la busqueda de dinero es algo que no se da hoy en día?
https://serycine.wordpress.com/
En The sisters brothers se rodea de lo mejor en interpretación que tiene América: Joaquin Phoenix y Jake Gyllenhaal. Cuesta imaginarselos como vaqueros. Bounty hunters, pero en la rareza está el interés. The sisters brothers son unos hermanos que ponen su pistola a un precio en el contexto de la fiebre del oro norteamericana.
La escena inicial ya muestra que es una película cruda pero elaborada. Cada personaje tiene una psicología que a cada vuelta de guión le dirige y le hace tomar decisiones en consistencia. Se humaniza a ese ser del oeste aséptico, cegado por el dinero. En el film hay crisis y dudas existenciales.
Charlie (Joaquin Phoenix) es un bala perdida, hijo de su padre, que matando vive y no sabe hacer otra cosa. Su existencia conlleva matar. Eli (John C. Reilly), por su parte, tiene un proyecto de familia que le hace cuestionarse cuanto va a durar la barbarie. El personaje de Gyllenhaal, idealista quizás, es un conseguidor con afición a la escritura.
El western es el lujo que de vez en cuando se da un buen director. ¿Está pasado de moda? No lo sé. ¿Acaso la busqueda de dinero es algo que no se da hoy en día?
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28 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba tiempo, meses o quizá años, queriendo revisionar la última película que nos dejó Stanley Kubrick. Cuando la vi por primera vez me dejó algo turbado, aún era joven pero pude sentir la complejidad que irradiaba. La pulsión desde lo más profundo de la pareja protagonista. Ahora, tras cargarme un buen puñado de años a mis espaldas, he vuelto a verla. Al ser de 1997, de tal director, y un clásico dónde los haya, voy a comentarla sin omitir cualquier tipo de spoiler, dando rienda suelta a mis impresiones.
La historia empieza en navidad. Se nos presenta a un matrimonio bastante acomodado. Son jóvenes, guapos y relativamente ricos. Él es un prestigioso médico. Ella, ama de casa. Tiene un piso considerable cerca del Central Park con todo lujo de detalles.
Casi toda la película es transitada durante el cobijo de la noche. La oscuridad nos protege de las malas acciones que nos alienta la falta de luz. Hay muchas luces encendidas por todos sitios ya que es navidad, pero el sabio de Kubrick la difumina, dando una sensación permanente de pesadilla durante todo el metraje. También ayuda la banda sonora. Atención a las notas histéricas de piano en momentos de alta tensión: Lanthimos vuelve a usar esa técnica de desasosiego en "El sacrificio de un ciervo sagrado".
Tras una velada aristocrática la pareja vuelve y hace el amor...pero ella va mirando al espejo, ha sido seducida por un galán que rondaba por allí, ¿pensará en él? ¿piensa en su marido? Al día siguiente vemos como suele desarrollar su vida Alice: cuidado de su hija. ¿Se aburre? ¿Esto es todo lo que la vida le deparaba?
Una noche se encuentran fumando marihuana y desvela a su marido que le fue infiel una noche con un oficial naviero. Que nunca ha dejado de pensar en él y que en ese instante lo hubiera dejado todo por él. Harford, el doctor y marido, entra en shock ante tal revelación ya que él nunca le ha sido infiel. Comienza aquí su paseo por los infiernos.
Primero va a la casa de uno de sus clientes: ha muerto. Su hija le desvela que le ama y le tienta. Él, aún novato en lo de ser infiel la rechaza y huye de allí. Deambulando por barrios más populares se encuentra con una prostituta y accede a irse con ella. Cuando está a punto de cometer su venganza una llamada le interrumpe: su mujer pregunta cuánto va a tardar, no lo sabe. Decide no hacer nada con la prostituta y se va. Acaba en un café dónde un antiguo ex compañero de facultad toca el piano, el mismo que encontró en la velada aristocrática. Le comenta de una fiesta privada y tras insistirle acaba con la dirección del evento. Pasa por una tienda de disfraces y se hace con una capa y una mascara.
En dicho evento es testigo de una orgía con su ritual. ¿Quienes son? ¿La clase alta de la ciudad? ¿Clientes del doctor? Acaba fuera por ser descubierto. Tendrá consecuencias en su día a día.
Al día siguiente vuelve a intentar encontrarse con la hija de su cliente muerto ¿Ahora sí está dispuesto a tener algo con ella? Tras no poder contactarla va a ver a la prostituta, ¿queriendo sexo?, y tampoco se encuentra en su casa, su compañera le comunica que tiene el sida. Por la calle es perseguido y se siente perseguido. Tras devolver su capa y máscara se percata de que el dueño prostituye a su hija. Todo lo que ha vivido durante una noche no es más que miserables escenarios sexuales de los cuales él siempre ha estado al margen. Creyendo vivir una vida ordenada, saludable, llena de amor y estabilidad. La confesión de su mujer ha dinamitado sus certezas y él buscaba resarcirse de la misma forma: teniendo sexo.
Al final, entra en su piso. Apaga las luces que durante toda la película han dado un halo de pesadilla y se encuentra la mascara junto a su mujer. Llorando le dice que le va a confesar todo: ha sido derrotado. Ha intentado serle infiel pero no ha podido. ¿De verdad que no ha sido infiel? ¿Qué es la infidelidad? ¿Tener sexo con otra persona o pensar en otra persona? Hoy en día hay muchas formas de infidelidad con las redes sociales. Puedes estar viendo una película en el sofá con tu pareja y en un receso para ir al baño mandar mensajes a otra persona o darle a like a todo lo que sube una chica que te gusta. ¿Ese jugueteo no es una forma de infidelidad? ¿No es un querer y no poder? ¿Es un comienzo?
El sexo como fin y no como medio. Durante toda la película es el murmullo de fondo. Todos se rigen por él. El doctor, aún con un trabajo dónde esporádicamente tiene que palpar senos, era ajeno a él. Era fiel a su mujer. Su mujer, en cambio, hastiada por la rutina de su jaula-piso con su hija nunca había dejado de pensar en esa noche de locura con el oficial. El doctor durante su paseo por los infiernos ha intentado tener sexo con la hija del cliente muerto, con la prostituta, con la niña de la tienda de disfraces y durante el ritual orgiastico en el palacio. Todos eventos inseguros y de consecuencias brutales para su estabilidad.
En la escena final la pareja acomodada va con su hija a comprar regalos de navidad. Se les ve distanciados. Se miran de reojo y de mala gana. Ya nada es lo mismo. Han puesto sobre la mesa lo que es una norma: las relaciones son largas y, a menudo, una fuente de frustración. Su mujer le dice que deben vivir con ello y que para avanzar deben tener sexo. El matrimonio es el sexo seguro.
Película llena de claroscuros. Al final el perdón es una omisión por ambas partes. La sinceridad en pareja tiene consecuencias. Silencio y sexo son la raíz del matrimonio. A menos que prefieras ignorar ciertas cosas que pueden tambalearte.
La historia empieza en navidad. Se nos presenta a un matrimonio bastante acomodado. Son jóvenes, guapos y relativamente ricos. Él es un prestigioso médico. Ella, ama de casa. Tiene un piso considerable cerca del Central Park con todo lujo de detalles.
Casi toda la película es transitada durante el cobijo de la noche. La oscuridad nos protege de las malas acciones que nos alienta la falta de luz. Hay muchas luces encendidas por todos sitios ya que es navidad, pero el sabio de Kubrick la difumina, dando una sensación permanente de pesadilla durante todo el metraje. También ayuda la banda sonora. Atención a las notas histéricas de piano en momentos de alta tensión: Lanthimos vuelve a usar esa técnica de desasosiego en "El sacrificio de un ciervo sagrado".
Tras una velada aristocrática la pareja vuelve y hace el amor...pero ella va mirando al espejo, ha sido seducida por un galán que rondaba por allí, ¿pensará en él? ¿piensa en su marido? Al día siguiente vemos como suele desarrollar su vida Alice: cuidado de su hija. ¿Se aburre? ¿Esto es todo lo que la vida le deparaba?
Una noche se encuentran fumando marihuana y desvela a su marido que le fue infiel una noche con un oficial naviero. Que nunca ha dejado de pensar en él y que en ese instante lo hubiera dejado todo por él. Harford, el doctor y marido, entra en shock ante tal revelación ya que él nunca le ha sido infiel. Comienza aquí su paseo por los infiernos.
Primero va a la casa de uno de sus clientes: ha muerto. Su hija le desvela que le ama y le tienta. Él, aún novato en lo de ser infiel la rechaza y huye de allí. Deambulando por barrios más populares se encuentra con una prostituta y accede a irse con ella. Cuando está a punto de cometer su venganza una llamada le interrumpe: su mujer pregunta cuánto va a tardar, no lo sabe. Decide no hacer nada con la prostituta y se va. Acaba en un café dónde un antiguo ex compañero de facultad toca el piano, el mismo que encontró en la velada aristocrática. Le comenta de una fiesta privada y tras insistirle acaba con la dirección del evento. Pasa por una tienda de disfraces y se hace con una capa y una mascara.
En dicho evento es testigo de una orgía con su ritual. ¿Quienes son? ¿La clase alta de la ciudad? ¿Clientes del doctor? Acaba fuera por ser descubierto. Tendrá consecuencias en su día a día.
Al día siguiente vuelve a intentar encontrarse con la hija de su cliente muerto ¿Ahora sí está dispuesto a tener algo con ella? Tras no poder contactarla va a ver a la prostituta, ¿queriendo sexo?, y tampoco se encuentra en su casa, su compañera le comunica que tiene el sida. Por la calle es perseguido y se siente perseguido. Tras devolver su capa y máscara se percata de que el dueño prostituye a su hija. Todo lo que ha vivido durante una noche no es más que miserables escenarios sexuales de los cuales él siempre ha estado al margen. Creyendo vivir una vida ordenada, saludable, llena de amor y estabilidad. La confesión de su mujer ha dinamitado sus certezas y él buscaba resarcirse de la misma forma: teniendo sexo.
Al final, entra en su piso. Apaga las luces que durante toda la película han dado un halo de pesadilla y se encuentra la mascara junto a su mujer. Llorando le dice que le va a confesar todo: ha sido derrotado. Ha intentado serle infiel pero no ha podido. ¿De verdad que no ha sido infiel? ¿Qué es la infidelidad? ¿Tener sexo con otra persona o pensar en otra persona? Hoy en día hay muchas formas de infidelidad con las redes sociales. Puedes estar viendo una película en el sofá con tu pareja y en un receso para ir al baño mandar mensajes a otra persona o darle a like a todo lo que sube una chica que te gusta. ¿Ese jugueteo no es una forma de infidelidad? ¿No es un querer y no poder? ¿Es un comienzo?
El sexo como fin y no como medio. Durante toda la película es el murmullo de fondo. Todos se rigen por él. El doctor, aún con un trabajo dónde esporádicamente tiene que palpar senos, era ajeno a él. Era fiel a su mujer. Su mujer, en cambio, hastiada por la rutina de su jaula-piso con su hija nunca había dejado de pensar en esa noche de locura con el oficial. El doctor durante su paseo por los infiernos ha intentado tener sexo con la hija del cliente muerto, con la prostituta, con la niña de la tienda de disfraces y durante el ritual orgiastico en el palacio. Todos eventos inseguros y de consecuencias brutales para su estabilidad.
En la escena final la pareja acomodada va con su hija a comprar regalos de navidad. Se les ve distanciados. Se miran de reojo y de mala gana. Ya nada es lo mismo. Han puesto sobre la mesa lo que es una norma: las relaciones son largas y, a menudo, una fuente de frustración. Su mujer le dice que deben vivir con ello y que para avanzar deben tener sexo. El matrimonio es el sexo seguro.
Película llena de claroscuros. Al final el perdón es una omisión por ambas partes. La sinceridad en pareja tiene consecuencias. Silencio y sexo son la raíz del matrimonio. A menos que prefieras ignorar ciertas cosas que pueden tambalearte.
16 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queen fue un producto musical, eso lo aprendieron de los Rolling Stones. Freddy lo manufacturó y se exportó por todo el planeta. La diferencia entre ambas bandas es que los Rolling pegaron el pelotazo en una edad temprana, mientras que Queen llegó al éxito en pleno boom de la sociedad de consumo y de libertades.
Toda la obra gira en torno a un personaje: Freddy. Los demás son meras herramientas del artista. No nos cuentan nada nuevo, ni nos hacen dudar sobre los demonios interiores, ni cuales eran (para eso mejor ver el documental Dancer sobre Sergei Polunin, buenísimo, sobre el éxito, la soledad y el ser individual en una sociedad de masas). Desde el minuto uno ya se ve que todo esto va a ser tan grandilocuente como vacuo. Todo por la pasta, ya que Freddy era “una prostituta de la música”. Vale, pues como tú te definías así, querido Fred, vamos a coger tu cadáver y vamos a seguir haciendo pasta con el recuerdo tuyo. Vamos a seguir explotando el artefacto que creaste. La verdad es que era extraño que hubiesen tardado tanto en hacer una película así, y, lo peor, que puede traernos una catarata de películas semejantes como Marvel nos trae superhéroes.
Está llena de clichés. Enumerarlos sería tan largo cómo el metraje de la película. El climax bajo una pared de lluvia de estudio era ya el galardón. Los cortes de plano continuos me sacaban de la película constantemente, quizá para ayudar a que no nos dieramos cuenta de que Rami no lo hace tan bien como la prensa comercial nos ha dicho fervientemente.
Lo mejor de la película son los minutos finales. Mirad, si esto era un hacer por hacer, pues haber grabado un concierto así durante dos horas ya que fue el único momento dónde no estuve pensando en la lista del supermercado. Pero no, para eso ya están los conciertos de verdad, ¿no? Mejor vamos a contar la misma historia de siempre alternando los grandes hits de la banda para que no se note que no tenemos nada nuevo que mostrar.
La historia de Freddy es la misma que la de cualquiera artista, sólo que sobredimensionada a petición del propio artista. Ni más ni menos. Se pasan las escenas esperando ver algo que te sorprenda de verdad para luego caer en decepción tras decepción ansiando que acabe la película para poner un Grandes Éxitos de Queen a todo volumen para limpiar tu conciencia.
¿Qué os gusta escuchar a Queen en una pantalla? pues poned Youtube y tenéis conciertos hasta saciar vuestra sed. Pero recordad, la sed se sacia con agua, no con cerveza ni otros alcoholes.
https://serycine.wordpress.com/
Toda la obra gira en torno a un personaje: Freddy. Los demás son meras herramientas del artista. No nos cuentan nada nuevo, ni nos hacen dudar sobre los demonios interiores, ni cuales eran (para eso mejor ver el documental Dancer sobre Sergei Polunin, buenísimo, sobre el éxito, la soledad y el ser individual en una sociedad de masas). Desde el minuto uno ya se ve que todo esto va a ser tan grandilocuente como vacuo. Todo por la pasta, ya que Freddy era “una prostituta de la música”. Vale, pues como tú te definías así, querido Fred, vamos a coger tu cadáver y vamos a seguir haciendo pasta con el recuerdo tuyo. Vamos a seguir explotando el artefacto que creaste. La verdad es que era extraño que hubiesen tardado tanto en hacer una película así, y, lo peor, que puede traernos una catarata de películas semejantes como Marvel nos trae superhéroes.
Está llena de clichés. Enumerarlos sería tan largo cómo el metraje de la película. El climax bajo una pared de lluvia de estudio era ya el galardón. Los cortes de plano continuos me sacaban de la película constantemente, quizá para ayudar a que no nos dieramos cuenta de que Rami no lo hace tan bien como la prensa comercial nos ha dicho fervientemente.
Lo mejor de la película son los minutos finales. Mirad, si esto era un hacer por hacer, pues haber grabado un concierto así durante dos horas ya que fue el único momento dónde no estuve pensando en la lista del supermercado. Pero no, para eso ya están los conciertos de verdad, ¿no? Mejor vamos a contar la misma historia de siempre alternando los grandes hits de la banda para que no se note que no tenemos nada nuevo que mostrar.
La historia de Freddy es la misma que la de cualquiera artista, sólo que sobredimensionada a petición del propio artista. Ni más ni menos. Se pasan las escenas esperando ver algo que te sorprenda de verdad para luego caer en decepción tras decepción ansiando que acabe la película para poner un Grandes Éxitos de Queen a todo volumen para limpiar tu conciencia.
¿Qué os gusta escuchar a Queen en una pantalla? pues poned Youtube y tenéis conciertos hasta saciar vuestra sed. Pero recordad, la sed se sacia con agua, no con cerveza ni otros alcoholes.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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