Antes de empezar, y aunque parezca evidente, específico que esta crítica es solo para los primeros 220 capítulos de la saga, dado que el resto sería entrar en la continuación (Naruto Shippuden).

Nadie regala nada y la fama de Naruto es más que justificada; la trama pese a ser sencilla (en esta primera parte) es ejecutada de forma sobresaliente.

Los personajes principales (en su mayoría) tienen un gran desarrollo y el hecho de que haya tantos enriquece mucho la serie.

En cuanto a la parte canon es magnífica y sin el relleno llegaría fácilmente al sobresaliente, pero que el relleno suponga cerca del 50% de la serie (en torno a 100 capítulos y para colmo casi todos de golpe y al final) hace que la valoración y la impresión que deja en general sea mucho peor de lo que debería (más aún cuando mucho de ese relleno baja muchísimo el nivel).

Nota sin relleno: 9.
Nota del relleno: 4'5.

Nadie entendió el final de la serie e intentaron (sin éxito) arrojar más luz sobre ello con esta película, pero al igual que escribí en mi crítica no entender el final no hace que no podamos valorar la gran profundidad psicología y filosófica de esta obra.

Esta película dejó una escena para el recuerdo dónde se puede intuir la desesperación del protagonista en la situación en la que se ve envuelto y sobre la que se han escrito tesis doctorales de psicología; todos sabréis a qué escena me refiero cuando veáis la película, porque pese a parecer totalmente prescindible y dar bastante asco en muchos sentidos es una genialidad que hace que recordemos que el protagonista pese a tener el destino del mundo y la humanidad en sus manos no es más que un adolescente inseguro.

Cuando lo que da miedo es lo mala que es...

Tuve que ver esta "película" y es la peor decisión que he tomado en mi vida, aún no es tarde para tí; podría estar días pensando y no sería capaz de decir ninguna cosa que hagan bien.

Argumento repetido hasta la saciedad, mal reparto, pésimos efectos especiales y ejecución aún peor.

Lo mejor de esta obra maestra del cine son la melodía del tiburón, que ya es un clásico y la capacidad de adaptación del director; contaban con un tiburón gigante mecánico que se estropeó en los primeros días de rodaje debido al agua salada; a raíz de esto, el ingenio de Spielberg le permitió prescindir del tiburón (en una película de tiburones) en la mayoría de las escenas usando únicamente una melodía que generaba el ambiente de tensión necesario para que todos pasáramos por alto lo poco que aparece nuestro antagonista.

A una gran dirección, una magnífica gestión del ambiente a través de la música y a una idea que nadie había planteado aún (desde entonces nos han bombardeado con tiburones, caimanes, serpientes gigantes, megalodones...) Se les suma un grandísimo reparto con interpretaciones que sostienen el ritmo de la película para que estemos alerta de principio a fin.

Los genios se crecen ante la dificultad; Berlanga es capaz de meterle una goleada a la censura con este brillante e hilarante alegato contra la pena de muerte dejando alguna que otra perla a la sociedad y la administración de la mano de un elenco de actores que marcaría una época dentro del cine español.

Si esta película fuera extranjera estaría considerada un clásico de la historia del cine a nivel mundial, pero como es española y ocurrió durante la dictadura mucha gente no la ha podido disfrutar fuera de nuestras fronteras.