Don Bluth, un visionario que superaba a los estudios Disney, buscó su hueco en la creación cinematográfica huyendo de esos estudios que le encorsetaban y creando clásicos de la animación como "NIMH, el mundo secreto de la Señora Bixby", "Fievel y el nuevo mundo", En busca del valle encantado" o "Anastasia". Sus películas siempre tenían un plus de interés para los adultos; si NIMH es su obra maestra, "En busca del valle encantado" revisita el drama de "Bambi" y "Anastasia" sube en varios peldaños a las ingenuas princesas Disney.

Titán A.E. es mágica. Es una propuesta innovadora en su época. Película de ciencia-ficción, una space-opera , que bebe del clásico de la animación "Heavy Metal" con el empleo de rock and roll y no canciones disneyanas, de "Star wars", recreando a la tripulación del "Halcón Milenario" en una película épica de búsqueda y redención, como las películas de Sindbad, la propia Star Wars o incluso la teleserie Galáctica, con una raza de villanos muy similar a los cylones, incluso en su lider y su objetivo: exterminar a la humanidad.

Don Bluth creó un nuevo universo a explorar, con fascinantes lugares, estaciones espaciales, gente errante ... sin embargo, esta película era demasiado adulta para los niños, con muertes y más muertes, y los adultos no estaban acostumbrados a un cine de animación para ellos ... el resultado fue desolador, costó 75 millones de $ y recaudó 37 millones de $ en todo el mundo. Y Don Bluth dejó de hacer filmes. Fue su canto del cisne.

Injusto, injusto. El filme es una magnífica película de aventuras espaciales, bien construida, con Joss Whedon detrás de la misma, tópicos aunque interesantes personajes. Una magnífica propuesta que se adelantó bastantes años. La animación no es solo para niños.

Quizás la mejor entre las imitaciones a Indiana Jones que surgieron en cine y TV. A años luz de la teleserie "Traedlos vivos".

Los cuentos del mono de oro tuvo grandes aciertos: la ambientación exótica en una miaginaria isla en Oceanía, en los años 30, tipo Madripur de los comics de "Lobezno", en un bar tipo "la taberna del irlandés", la química entre los protagonistas, perro tuerto incluido, combinados acertadamente con unos magníficos personajes secundarios, villanos y aliados, acertadísimos.

Auténticas aventuras primigenias, una fiesta para todos los sentidos. La recuerdo con nostalgia, por las buenas tardes que me hizo pasar. A redescubrir.

Confieso que me deje llevar por otras opiniones que argüían que la película de tan mala que era, te reías y te lo pasabas bien. Nada más lejos de la realidad. La película es horrenda y encima resulta aburrida.

Si se trata de valorar la película de manera cinéfila, se debe decir que las interpretaciones son lamentables (de serie juvenil española), el casting es pésimo (los padres y los hijos se deben llevar como mucho diez años de diferencia), los efectos espantosamente malos, el guión no existe y la dirección parece de un aprendiz de Manoel de Oliveira.

En detalle, el guión está estructurado (¿?) en capitulillos, en este orden: el Ahab de medio pelo y la sopa de tiburón, Un dia en la playa de Los Ángeles rodeado de macizos y macizas, Tiburones en la playa, Tiburones en el bar, Tiburones en el muelle/La Noria asesina, Tiburones en el túnel, Tiburones en el salón-comedor de la casa de la colina, Tiburones versus el autobus escolar, Tiburones aéreos, Ataque aéreo a los tornados, Tiburones en el asilo y, por último Sandokan californiano o cómo matar un tiburón desde dentro.

Aunque el nombre de los "capítulos" puede llevar a pensar que puedes reirte a gusto, todo lo contrario, esta película es como "Druidas", no hay por donde salvarla.

Esta película es como cualquier otra de "The Asylum": un desperdicio sin nada de interés. Lo siento por los profesionales que trabajan en ella y por John Heard, que debe tener una hipoteca de aúpa.

No la veais.Y recordad: no todo lo malo tiene que ser gracioso. Asylum no es Troma.

Adaptación del poema de ciencia-ficción (¡los hay!) de Harry Martinson, premio Nobel de 1974. Escrito en 1956 y constituido por 103 cantos, este intento de adaptación fidedigna de la obra es su mayor virtud pero, a su vez, el principal de sus inconvenientes. Porque el poema no es un compendio de jergas pseudocientíficas, ni de descripciones técnicas ni de conceptos propios de la sci-fi a la que estamos habituados, sino que relata el comportamiento progresivo de una comunidad aislada en el espacio sin posibilidad de retorno, a la deriva. Sería la versión oscura y distópica de "Wall-E" y las naves que esperan alejadas a volver a la Tierra. Pero aquí no hay lujos, hay autocracia, desesperación y una oscuridad total que los envuelve, tanto en el exterior como en sus almas.

En el apartado técnico hay que quitarse el sombrero ante el diseño de producción. Ruedan en centros comerciales, quizás en pasillos de barcos de verdad y acabas creyendo que estás en una nave espacial. Con cuatro duros. La gente no viste de manera estrambótica. Todo es muy real, cotidiano. Las interpretaciones son convincentes, mostrando el progresivo e inevitable deterioro de la moral de todos los pasajeros y tripulantes.

El resultado es más que satisfactorio si asumes que no estás viendo un film hollywoodiense de sci-fi. Y lo ves hasta el final.

Mediocridad woke de manual. Cumple con todos los requisitos: empoderada protagonista negra, perfecta e invencible, una "Mary Sue" sensu stricto, como desarrollaré en el spoiler.

La historia en sí es una mezcla fallida entre terrorcillo cutre, la película "Déjame salir" de Jordan Peele, unas gotitas de "Downton Abbey" y novelas románticas repipis, tipo Rosamund Pilcher, con historias entre gente de clase alta, aristocrática, culta y refinada y una chica corriente, que no deja de recordarme a la celebérrima y cansina pareja de Harry y Meghan.

La parte romántica, de vergüenza ajena, se lleva la mayor parte del filme, salpicada de escenas de terror. Pronto sabremos de que va. También el comportamiento de la protagonista, altivo y desafiante con los desconocidos, no es nada creíble. Ella siempre está por encima del listón con respecto a sus anfitriones. Superioridad moral por ser quién es. Parece que viene a salvar Inglaterra. La parte de terror es bastante standard, completamente previsible. No está mal rodada, copiando esquemas típicos del terror noventero -que no hammeriano-, sino que no destaca en absoluto. El problema es que el mensaje woke se adueña de la historia y la estropea aún más. La protagonista se transformará en una especie de superheroína invencible, capaz de vencer a cualquier enemigo. Una fusión entre Ripley, Blade y El Ecualizador. Todo el final chirria, con atajos inverosímiles de guión, alcanzando cotas de ridiculez difícilmente superables.

El resultado es un producto risible, no por intención, sino por torpeza, que nos lleva a reflexionar hacia donde va el cine. Posiblemente el cine irá en una dirección y los espectadores en la dirección contraria.