Phil Morrison pudo verse reflejado en un guión cercano. Nacido en una pequeña ciudad de Carolina del norte, se fue a estudiar a N. York y quien dice, si regresó a su pueblo natal en compañía de su pareja y se enfrentó a la situación que Morrison nos expone, como tantos hemos hecho.
Junebug peca un poco de lo que suelen pecar muchas películas “indies”. De falta de ritmo. De todas maneras, Junebug juega con un punto a su favor, grandes interpretaciones. A destacar Benjamin McKenzie como hermano del hijo pródigo y a su cuñada en pantalla Amy Adams. Sin duda lo mejor del film.
Es sin duda, una película dura, que expone e impone el afecto que debemos tomar a cada personaje.
La gran urbe de Chicago, de donde vienen Embeth Davidtz choca con la cultura popular del Sur. Curioso cuanto menos, ese mensaje en modo de homenaje de Mark Twain.
Un guión que se doblega en ciertos momentos siendo maniquea con sus personajes, retoma siempre el vuelo tras esos pequeños fallos y deja buenas sensaciones al terminar la cinta.
Por ciento, se huele a distancia que el bigote de Benjamín McKenzie es falso.