En cada obra que realiza el director judio se denota mayor madurez y profundización, en lugar de haberse acomodado en ese lugar tan privilegiado del que es todo poderoso dueño en la industria, Spielberg ahonda más en el alma humana y depura su cine hacía cotas inimaginables de genialidad. Sus obras son cada vez más oscuras, más deprimentes, muchísimo más profundas, su cine es cada día más autoral, y no solo en lo formal del que hace gala de una perícia técnica impecable,su composición de planos y encuadres es cuasi perfecta, sino en lo narrativo.

Centrándonos más en la película, que narra de manera ejemplar los sucesos que acontecieron a la matanza israelí a manos de terroristas palestinos durante las Olimpiadas de Munich del 73, decir que durante 3 horas nos sumerge en la piel de 5 personas que fueron designadas para desempeñar el trabajo más duro de sus vidas, el de acatar una venganza, una masacre pagada con otra masacre, el ojo por ojo de la madre patria.

Destaca por meritos propios un Eric Bana ajustadísimo y conmovedor, que da forma a un personaje que simboliza el espíritu Spielbergniano, el de un hijo, que debido a sus carencias maternales busca desesperadamente la creación de una familia. El resto del reparto está excelente, como ese Daniel Craig (007) sediento de sangre y venganza o un Michael Londsale como "papa" en un papel con una carga de amoralidad necesaria para compensar la balanza de buenos y malos.

Aunque si algo queda claro en Munich es que no hay bando razonable, ni nunca una muerte está justificada, todos, absolutamente todos, somos pecadores sin redención posible en un mundo abocado a la desgracia y al fracaso.

La película está repleta de secuencias memorables, como el asesinato que acontece en Roma o el clarísimo homenaje que Spielberg realiza a Hitchkock en la escena de los paraguas en Londres (similar a la de Minority Report), así como la crudeza y realismo de algunos momentos. Nunca antes el director se había mostrado tan limpio y claro como ahora, arriesgando con desnudos integrales y no escatimando en sangre ni en violencia cuando la ocasión lo requiere.

En definitiva y a pesar de contar con algún que otro inconveniente en su guión que peca de monótono en algunos instantes debido quizás, a su estructura algo mecánica, tengo que decir que es sin duda una excelente película, que se acerca a los ejemplares thrillers de los 70 con alto contenido político, en especial a French Conection o a Los últimos días del Condor del tristemente desaparecido Pollack.
Spielberg nos brinda en Munich la mejor película de temática terrorista de la historia la cual no solo consolida su "status", sino que le otorga, por méritos propios, el grado de MAESTRO y lo reafirma como el mejor director (junto a Eastwood y Scorsese, esto es, claro está, una apreciación muy personal) contemporáneo de la industria.