Media votos
7,0
Votos
631
Críticas
410
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de alex:
8
7,6
32.727
Drama
Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Ta ta ta-tarararara-tarararara- etc. Qué gozosa y pegadiza música la que Francis Lai compuso para "Un hombre y una mujer", película mítica de los años sesenta que fijó para siempre la imagen icónicamente romántica y juvenil de Tritignant en nuestra memoria. Tal vez por eso resulta especialmente impresionante verle 45 años después enfrentándose a las dolorosas experiencias derivadas de la senectud y de una muerte próxima. Y lo mismo se podría decir de Emmanuelle Riva, inolvidable y bella protagonista de la genial "Hiroshima mon amour", autentica precursora de la Nouvelle Vague.
Pero todos somos Tritignant y Riva en cierto modo: en los momentos culminantes y gozosos de nuestra vida casi todos hemos retozado apasionadamente con nuestro ser amado mientras una cámara imaginaria nos acariciaba entusiásticamente dando vueltas a nuestro alrededor (como en "Un hombre y una mujer"), totalmente ignorantes del inmenso sufrimiento que la decrepitud previa a nuestra muerte tal vez nos depararía en el futuro. ¡Me cago en tus muertos Haneke, yo lo que quiero es ser siempre joven y feliz y pegarme un interminable morreo con mi amada en alguna de las muchas estaciónes de ferrocarril (simbólicas) que jalonan este absurdo y a la postre trágico viaje! Aunque en honor a la verdad debo decir que los reparos que tenía yo a la hora de ver esta película debido a su previsible dureza y clima más bien depresivo se han visto disipados al compararla con otras películas de Haneke, especialmente "Funny Games", casi insoportable en su descarnada crueldad. Y sigo en el spoiler...
Pero todos somos Tritignant y Riva en cierto modo: en los momentos culminantes y gozosos de nuestra vida casi todos hemos retozado apasionadamente con nuestro ser amado mientras una cámara imaginaria nos acariciaba entusiásticamente dando vueltas a nuestro alrededor (como en "Un hombre y una mujer"), totalmente ignorantes del inmenso sufrimiento que la decrepitud previa a nuestra muerte tal vez nos depararía en el futuro. ¡Me cago en tus muertos Haneke, yo lo que quiero es ser siempre joven y feliz y pegarme un interminable morreo con mi amada en alguna de las muchas estaciónes de ferrocarril (simbólicas) que jalonan este absurdo y a la postre trágico viaje! Aunque en honor a la verdad debo decir que los reparos que tenía yo a la hora de ver esta película debido a su previsible dureza y clima más bien depresivo se han visto disipados al compararla con otras películas de Haneke, especialmente "Funny Games", casi insoportable en su descarnada crueldad. Y sigo en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Respeto la opción del personaje interpretado por Tritignant al tomar la decisión -o tal vez el impulso irreflexivo- de acabar con la vida de su esposa y así ahorrarle un sufrimiento que él juzga insoportable. Y no solo para ella, sino tal vez también para si mismo. Su posterior suicidio también me parece no solo una opción respetable, sino tal vez, también, una necesidad derivada de las posibles consecuencias morales y legales de sus actos en una sociedad que criminaliza al que practica la eutanasia. Yo ahí no veo crimen, sino un acto desesperado de amor. Ojalá esta película sirva para que la sociedad vaya avanzando en un cambio de conciencia respecto a la eutanasia y, eventualmente, hacia su despenalización.
Lo que menos me ha gustado son algunas cosas del final, demasiado elíptico para mi gusto. Solo se ve a Tritignant poniendo cinta en las ranuras de las puertas, pero a partir de ahí ya no sabemos nada más de como se suicida, aunque podemos adivinarlo (¿gas en esas habitaciones tan grandes con techos tan altos?). Ahora, eso sí, los planos finales de la pareja protagonista saliendo del piso y después la hija que entra en el piso deshabitado y se sienta en una silla, pensativa y triste, son además de poéticos, demoledores.
Porque tras el hecho traumático -y a veces incluso liberador- de la muerte, lo que duele y sigue doliendo y doliendo es la ausencia irreparable de los seres queridos que ya nunca volverán.
Lo que menos me ha gustado son algunas cosas del final, demasiado elíptico para mi gusto. Solo se ve a Tritignant poniendo cinta en las ranuras de las puertas, pero a partir de ahí ya no sabemos nada más de como se suicida, aunque podemos adivinarlo (¿gas en esas habitaciones tan grandes con techos tan altos?). Ahora, eso sí, los planos finales de la pareja protagonista saliendo del piso y después la hija que entra en el piso deshabitado y se sienta en una silla, pensativa y triste, son además de poéticos, demoledores.
Porque tras el hecho traumático -y a veces incluso liberador- de la muerte, lo que duele y sigue doliendo y doliendo es la ausencia irreparable de los seres queridos que ya nunca volverán.