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Voto de Naroa Lopetegi:
7
Cine negro. Intriga. Drama Un buscavidas manipulador (Bradley Cooper) se alía con una psiquiatra tan embaucadora como él (Cate Blanchett) para timar a los ricos de la sociedad neoyorquina de los años 40. Nueva adaptación de la novela de William Lindsay Gresham, llevado al cine con anterioridad por Edmund Goulding en 1947.
22 de enero de 2022
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
ARGUMENTO
Stan Carlisle cierra de forma abrupta una etapa de su vida en los Estados Unidos de los años 40, y lo deja todo atrás para empezar de cero y forjar su propio camino. Encuentra trabajo en una feria circense de baja estofa, desde la que merced a su ambición, sus habilidades y su capacidad de adaptación pronto emprenderá vuelos más altos.

DESDE MI PUNTO DE VISTA
No había visto ninguna de las películas de Guillermo del Toro, debido a que siempre se ha embarcado en proyectos relacionados con la ciencia ficción y el terror, en los que no se me ha perdido nada. No podía emitir mi opinión, por tanto, sobre sus dotes narrativas, ni sobre su estilo cinematográfico de apuesta por la espectacularidad visual y sensorial. Por supuesto, me picaba la curiosidad, y qué mejor ocasión para saciarla que esta, su primera incursión en una trama realista, sin criaturas sobrenaturales, monstruos ni demás delirios.
Acudiré fiel a la cita con cualquier propuesta que, en el futuro, acometa el cineasta mexicano sin extraterrestres, árboles parlantes o planteamientos terroríficos. Cuando se mueva por terrenos mundanos, me tendrá a su vera, porque he podido comprobar que hace unas películas magníficas, impactantes, estilosas hasta la extenuación. He salido con buen sabor de boca de mi debut bajo su batuta, si bien es cierto que he de aclarar que ‘El callejón de las almas perdidas’ me parece mucho más alabable, valorable y objetivamente brillante que específicamente disfrutable. Con películas mucho peores he pasado mejor rato en la butaca, me han llegado más, las he sentido más a flor de piel. Pero eso es algo personal, instransferible; la calidad intrínseca a la obra de del Toro es, sin embargo, indiscutible.

Argumentalmente, me gusta la arriesgada apuesta de un guión que no da voz al protagonista hasta bastantes minutos después de que le veamos en pantalla. Creo que Cooper está presente en casi todos los fotogramas de la cinta, pero su voz no es audible en el primer tramo, sin que eso signifique que no vayamos conociéndole desde el principio, desde esa ardiente presentación que ya nos presenta a un ser con afiladas aristas.

Uno de los rasgos que pronto descubrimos de él es su facultad para buscarse la vida, para sacarse las castañas del fuego. No se le caen los anillos por ganarse el jornal con cualquier actividad, se adapta a lo que toque, y aprende rápido. Además, no solo aprende lo que le enseñan, sino que lee los contextos y extrae ventajas, va más allá de donde le conducen. Es de ese modo como pronto deja de ser una especie de mozo de los recados de Clem, el jefe de la feria circense, y se convierte en el heredero de la sabiduría de Pete y en pretendiente exitoso de Molly.

Además de camaleónico, Stan es ambicioso y cautivador, y la suma de ambas facetas nos saca del polvo de la feria para llevarnos a Nueva York, donde nuestro protagonista deja de ser un integrante más de un espectáculo circense de tercera división para colgar el cartel de no hay billetes en un prestigioso espectáculo en el que él es el alma mater. Nos queda claro, también, que la falta de escrúpulos es otro de sus rasgos definitorios, ya que el “tienes mucho talento, te daré el mundo y algo más” con que se camela a Molly para que ambos abandonen juntos el circo se sustancia en utilizarla como explotada ayudante en la sombra de su brillo personal. Normal que ella añore a sus viejos camaradas…

Es entonces cuando entra en juego ese animal de la interpretación que es Cate Blanchett, simplemente magistral en todas y cada una de las películas en que le he visto trabajar (en ‘Carol’ y en ‘Blue Jasmine’ me dejó sin aliento). En esta ocasión, pronto comprendemos que es una contrincante que está a la altura de Stan en ambición, en oscuridad, en desfachatez… Quién termina convirtiéndose en la horza del zapato de quién sería demasiado spoiler…

Aunque la faceta puramente argumental ya serviría que ponerle buena nota a ‘El callejón de las almas perdidas’, en mi opinión las bondades de esa vertiente de la película palidecen ante las que la obra alcanza en materia visual. Recuerdo pocas exhibiciones de fotografía tan elocuentes como esta, con el añadido de que no se aprovecha de un guión prolijo en escenas acontecidas en parajes naturales de marcada espectacularidad. Si acaso, lo que lamento es que el ojo se acostumbra, y no soy capaz de sostener a lo largo del visionado la capacidad de asombro y disfrute que la ocasión merecería. Me subyuga ya la primera secuencia, la de la hoguera que enciende Stan para clausurar su etapa vital y poner rumbo hacia el futuro. Y luego es todo una sucesión de regalos para la vista, da igual que la cámara muestre la feria cochambrosa que los interiores abracadabrantes del túnel del terror, da igual que nos embelese con los lujos del nuevo espectáculo neoyorkino del protagonista como que nos pasee por el jardín construido por Ezra en memoria de su esposa. Incluso la estancia donde la doctora Lillith lleva a cabo sus sesiones de psico-análisis se eleva como un escenario cinematográfico de alto copete, con esos copos de nieve cayendo al otro lado de la ventana, y ese interior de tenue iluminación, barroca decoración y enorme potencia atmosférica. Me gustaría tener en casa una pantalla enorme como la del cine, y un sonido envolvente de igual capacidad, para destinar un cuarto de hora al día durante una semana a ver nuevamente ‘El callejón de las almas perdidas’ poco a poco, no tanto atendiendo a la trama como experimentando orgasmos con las localizaciones, los encuadres, la tonalidad, los elementos visuales… Es una exhibición difícil de disfrutar en su justa medida cuando has de dividir la atención, y verlo todo seguido durante dos horas y media. Merece nuevos visionados que, en nuestra agitada existencia, difícilmente podremos proporcionarle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naroa Lopetegi
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