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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
7
Drama Adaptación de una novela de Don DeLillo. Con el capitalismo a punto de extinguirse, los disturbios se extienden por Nueva York. El joven multimillonario Eric Packer se dirige en su limusina a cortarse el pelo en su peluquería favorita. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece claro que Cosmopolis no es, como pretendía, una película clave como crítica a nuestro tiempo. De alguna forma, hay en ella material (y hasta algún sutil homenaje) para ser una especie de reverso del siglo XXI de Taxi Driver, compartiendo mucho más que la ciudad de Nueva York, el vehículo como diaporama de la sociedad exterior (una sociedad a la que el protagonista de ambas, no pertenece), y ese mismo protagonista, en un sistema y en otro, con una capacidad destructiva distinta, pero presente en ambos casos.

Como película de Cronenberg que es, Cosmopolis es árida, obtusa, intelectual en su lenguaje, alejada de lo rutinario, de lo ordinario, de lo cotidiano. Pero especialmente aquí, y con una novela base tan compleja como es Cosmopolis, tenemos que admitir que cinematográficamente la película podría haber dado mucho más de si. Tal vez hacer su discurso más asequible habría arruinado las complejidad de las propias ideas que cuenta, pero hay momentos en que se echa en falta una energía mayor, una tensión dramática menos sostenida en ideas y más en actos (algo que ya ocurría en su anterior película, Un método peligroso).

Pero como documento psico/sociológico, Cosmopolis es una rareza tan compleja como impagable. De manera fugaz, colateral, Cronenberg inserta ideas apocalípticas, de enfervecido descontento social, que poco se diferencian de lo que se vio en Wall Street el pasado año, o de las lamentables escenas que pueblan Madrid, semana tras semana, desde que las personas se han cansado de políticos, banqueros y demás ladrones. Pero el ojo del huracán de Cronenberg es precisamente una de esas figuras, una especie de Patrick Bateman trasladado a nuestro tiempo, al que da vida un extraordinario (sí, repito) extraordinario Robert Pattinson.

En las películas y caracterizaciones de la altura social, psicológica y hasta filosófica de Cosmopolis, es complicado interpretar un papel como el de Pattinson aquí, sin que se convierta en una caricatura, o sin que el actor juzgue, aunque sea inconscientemente, a semejante personaje. Lo que hace impresionante el trabajo de Pattinson es, primero, la sutileza a la hora de abordarlo, y segundo, el alcance del peso específico de este personaje y de lo que cuenta con él. Es complicado de explicar, pero podría decir que aunque Cronenberg sea un cineasta de primera, o aunque la novela de DeLillo sea reconocida como una obra maestra; lo que da vida a Cosmopolis es su actor principal.

A través de él, vemos ese paseo por la psique de una persona, tan alienada en las cifras de su vida, que su perspectiva ante el mundo es muy distinta a la habitual, tan hiriente como honesta con sus propios pensamientos. Tan destructiva, como lógica en su comportamiento. Su interpretación es tan buena, que si quisiésemos explicar a un extraterrestre las causas, significados y consecuencias del capitalismo, bastaría con enseñarle el personaje que Pattinson ha creado.
jaly
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