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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama Adaptación del drama homónimo de William Shakespeare. Venecia, siglo XVI. Bassanio pide al mercader Antonio un préstamo de 3.000 ducados para poder conquistar a Portia, hija del acaudalado Belmont y heredera de su fortuna. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una libra de carne por una promesa sin cumplir. Un judío por un cristiano. Un favor por un amor no correspondido. Un amigo por una vida. Una esposa por un juego. Una promesa incumplida descubierta con una mentira.

Shakespere es duro. En los siglos que han pasado desde que escribió sus obras, los temas centrales de todas ellas bullen en la actualidad fervientemente, pero este cronista inglés vivió y murió ya hace décadas. ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo supo los temas que iban a ofender a la integridad humana en el futuro? ¿Cómo, tras milenios de existencia, conseguía reescribir el significado del amor con unas palabras? No lo sé, y nunca se llegará a saber que clase de genio era Shakespeare en la soledad de su alcoba, pero para mí, cada obra de Shakespeare es un tótem de la literatura y de la sabiduría universal, y cada vez que se estrena una película que adapta su obra, corro a verla.

El mercader de Venecia pasó por alto a muchos, pero tratándose del texto en que se basa, debería ya recibir todos los halagos posibles. Es cierto que en ocasiones el ritmo es un tanto irregular, y que tal vez la película eche mano del formalismo estético, pero con esos actores y ese guión poco más hace falta. Técnicamente es irreprochable, y el director sabe aprovechar Venecia para su historia.

Una historia intensa y dolorosa, que habla de lo que su autor mejor sabía hablar, de los abismos del alma humana, cornisas de egoísmo y rencor, del racismo y la venganza, aunque esta se disfrace de justicia y el autor lo disfrace todo con un tono equívocamente ligero, romántico y cómico, pues Shakespeare sabía que para hacer tragar tan crudos temas, había que echar un poco de sal.

Y además de por sus esplendorosos diálogos (la escena del juicio es tensa hasta decir basta), es por como un espléndido reparto los recita, por lo que ver El mercader de Venecia es indispensable. Todos los actores están maravillosos (Irons, Fiennes, Collins) y ver a Al Pacino se convierte en algo memorable como espectador, porque su Shylock, su judío, su prestamista, su padre, su juez y su juzgado, es una interpretación más allá de los calificativos, barroca en detalles y susurros, y tan comprometida desde las entrañas que acaba resultando escalofriante y demoledora, la visión humana con la que Shakespeare nos describía.
jaly
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