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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Thriller. Drama Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más impactantes, de lejos, del año 2013 es esta, Spring Breakers, una alegoría pulp, que de entre de las muchísimas dianas en las que atina, tiene la virtud de que no se parece a ningún otro film, ni de este año ni de cualquier otro.

Harmony Korine, realizador contracultural y sumamente independiente, disfraza aquí de papel cuché sus temas predilectos, en una cinta que en la forma está en las antípodas de su otra obra cumbre (y ópera prima, Gummo), pero que sin embargo comparte con ella muchos de sus temas: el estudio de ese monstruo deforme del capitalismo, la realidad social de un sueño americano que es un mito para la clase media, y un nido de víboras en la realidad, y el descarrío de una juventud demacrada por un estilo de vida aceptado por todos, pero decadente hasta la médula.

Hay gente que ha dicho que Spring Breakers es un monumento al machismo. Otros han visto una glorificación y banalización de la violencia. Se ha dicho incluso que sólo es una película hueca, un desfile de bikinis y un divertimiento pasado de rosca. Bien, esa gente no se ha enterado de nada. Harmony Korine sí realiza un arriesgado y brutal ejercicio de estilo, pero todas las decisiones estéticas (y eso incluye a su casting de niñas Disney), es evidente que han sido tomadas como estrategia para hablar de forma metacinematográfica sobre los temas expuestos arriba, para epatar al espectador en esta orgía de colores chillones; de fiestas interminables centradas en la arcada, el vómito; de sordideces y violencia gráfica tan estilizada que casi Spring Breakers parece una película divertida. Pero sólo lo parece.

Porque hay en Spring Breakers más crítica social que en cientos de cintas panfletarias. Hay más hondura que en mucho cine supuestamente “profundo”. Y pocas películas conjugan tan bien todos sus elementos (el ecléctico montaje, destruido y que consigue secuencias tan memorables como cualquiera de las fiestas que aparecen, el robo inicial, el monólogo materialista de un pletórico James Franco, el intermezzo musical con “Everytime” de Britney Spears, su impactante secuencia final…; la constante banda sonora y el score; los colores de todas las localizaciones, elementos, vestuarios, iluminación…) para ponerlos al servicio de los temas de los que habla.

Estas vacaciones universitarias de cuatro chicas monas (que muy acertadamente son más símbolos que personajes, y que sus cuatro actrices clavan en un envalentonado salto sin red), se convierten en esta hiperbolizada, anfetamínica, y sexualizada alegoría sobre el mal, la violencia, la falta de expectativas y la superficialidad de cierto sector social estadounidense. Y en la fragmentada y eléctrica forma de la propuesta, se retuerce un desolador mensaje sobre todo esto, este vacío, esta violencia cotidiana que acabará por destruirnos.
jaly
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