Un guionista bohemio y romántico que se encuentra fascinado por París y lo que fue en los años 20 viaja a la ciudad con su prometida (algo petarda, la pobre).
Sus paseos nocturnos en solitario, motivados por la fascinación por el lugar y las ganas de huir de los planes que su pareja tiene, le conducen en un carro de los de antaño, para su sorpresa, a esa época en la que Hemingway, Zelda y Scott Fitzgerald, Dalí, Picasso, su amante Adriana y otros se recorrían los cafés en busca de tertulia y diversión.

El argumento da bastante juego para crear un guión inteligente, y sabiendo que lo escribió el propio Woody Allen no puede esperarse menos. Una película divertida, inteligente y original que evoca la nostalgia de otros tiempos y otras épocas, a la vez que trata de explicar el motivo de dicha nostalgia.