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Voto de Sinhué:
10
7,6
3.166
Comedia. Drama. Romance
Narra la amistad y desventuras de tres curiosos artistas sin blanca en el París bohemio. Marcel, un escritor sin trabajo que se dedica a recoger botellas vacías, Rodolfo, un pintor albanés sin papeles, y Schaunard, un compositor irlandés. Los tres intentan sobrevivir a su mala situación económica ayudándose mutuamente. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni un pero para esta maravillosa obra maestra de Aki Kaurismäki que emociona y pone en valor a los diminutos seres del planeta que habita el director finlandés que, aunque parezca mentira, es el mismo en el que nos movemos los demás; solo que en el nuestro, los sentimientos han sido extirpados porque cotizan a la baja, y todo aquello que no pase por el tamiz de la bolsa económica no merece ser tenido en cuenta.
La vida de bohemia es un verdadero canto a la bondad del ser humano, esa que existe, aunque escasa, y modestamente consigue que el fuego purificador no arrase la Tierra y que algunos nos resistamos a escondernos para siempre en las profundas cavernas de la misantropía.
La bonhomía, encarnada en esta película en los personajes del pintor, el escritor y el músico, es una de las razones más poderosas para concluir que la vida merece la pena, porque siempre habrá alguien justo a quien descubrir.
En estos días, en los que escribo esta crónica, se ha estrenado Le Havre, la última del amigo Aki, en la que vuelve a reincidir en sus teorías fantásticas de que no es tan impensable un mundo mejor; para ello ha recuperado a Marcel Marx, el escritor bohemio, uno de los tres locos infectados por, tal vez, los únicos virus rebeldes e incurables: la amistad y el amor.
La vida de bohemia es un verdadero canto a la bondad del ser humano, esa que existe, aunque escasa, y modestamente consigue que el fuego purificador no arrase la Tierra y que algunos nos resistamos a escondernos para siempre en las profundas cavernas de la misantropía.
La bonhomía, encarnada en esta película en los personajes del pintor, el escritor y el músico, es una de las razones más poderosas para concluir que la vida merece la pena, porque siempre habrá alguien justo a quien descubrir.
En estos días, en los que escribo esta crónica, se ha estrenado Le Havre, la última del amigo Aki, en la que vuelve a reincidir en sus teorías fantásticas de que no es tan impensable un mundo mejor; para ello ha recuperado a Marcel Marx, el escritor bohemio, uno de los tres locos infectados por, tal vez, los únicos virus rebeldes e incurables: la amistad y el amor.