Clásica película donde el espectador adivina todas y cada una de las cosas que van a suceder, porque todas son clichés. Los personajes tomarán las decisiones necesarias para conseguir el tópico deseado, por poco plausibles que éstas parezcan, a la vez cegados y guiados por esa potente luz de las expectativas colectivas. El simpático viaje de una extraña pareja, enmarcado en los bellos paisajes naturales de los Outer Banks de Carolina del Norte y condimentado aquí y allá por momentos entrañables que suscitan la risa compasiva, amable y condescendiente del público. Un “buddy film” que deja también, por qué no, algo de espacio para el amor, ese amor perfectamente codificado por Disney en “La dama y el vagabundo” y similares.

Hasta aquí lo bueno de la película, pues aunque claramente este tipo de cine no es mi favorito, es muy respetable y tiene larga tradición. Es más criticable que la película se pase un poco por el forro su mensaje central, que nos transmite verbalmente el personaje de Shia LaBeouf, con el que dicho sea de paso la parte masculina de la audiencia se puede identificar con mejor suerte que la parte femenina de la audiencia en el personaje demasiado sumiso de Dakota Johnson. Pues bien, el bueno de Shia lo tiene claro, no hay personas inferiores a otras, mensaje quizás revolucionario el siglo pasado pero que ya no debería sorprender ¿no? Bueno. ¿Cómo decide la película ilustrarnos este concepto? ¿De qué forma sutil se resuelve que Zak no es menos que nadie y que, como cualquier hijo de vecino, es mejor que la mayoría en algún aspecto? No lo revelaremos aquí, pero quizás no debería ser necesario recurrir a la magia o los superpoderes.

Por último destacar las magníficas apariciones de Bruce Dern, aún metido en su personaje de “Nebraska”, y Thomas Haden Church, gran actor de comedia como demuestra “Sideways”.

Esperamos no haber ofendido a los fans de este tipo de películas y les recomendamos ver “Diecisiete” de Daniel Sánchez Arévalo, que es incluso mejor.

Gustará a: pescadores furtivos, personas con diversidad funcional, amantes del Pressing Catch
No gustará a: niños piscineros, asistentes sociales, gente cínica y sin corazón