No voy a esconder mi debilidad por Clint Eastwood. Esta película me parece su obra cumbre. Algo sombría, cruda, desnuda de aderezos, se parece a la vida. Es lo mejor que se puede decir de una película. Toda una reflexión entorno al destino fatal y al ansia por obtener reconocimiento que impera en nuestros días. Ensalza la fuerza de voluntad como motor de la vida, pero sin ñoñerias americanizantes ni estúpidas. Sencillamente magnífica y conmovedora.