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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
7
Musical. Comedia Primavera de 1936. El cierre del teatro Chansonia, situado en un barrio obrero al norte de París, deja a Pigoil (Gérard Jugnot), Milou (Clovis Cornillac) y Jacky (Kad Merad) en el paro. Con el apoyo de los vecinos, los tres amigos deciden tomar las riendas de su propio destino: intentan ocupar el Chansonia para producir un musical de éxito que les permita comprar el local. Cada uno de ellos tiene sus propios motivos para embarcarse en ... [+]
16 de abril de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver París de noche, nevado (y no con el aguacero, como decía el poeta), por entre los tejados blancos como en el diablo cojuelo, bien vale una película... como ésta que Barratier nos regala con cierta edulcorada trama, pero que a la postre, uno contempla con sereno entusiasmo y generosa sonrisa. Jugnot es de esos actores que lo mismo te dramatiza un afeitado a solas y en silencio que te construye una vida con cuatro gestos y una mirada. La jovencísima y bella Arnezeder también vale su peso en oro, sólo sea por su presencia alegre y brillante y su voz cálida y enamoradiza, el bruto huelguista es otro personaje entrañable, que me recordaba a un Brandon en sus mejores épocas ("La ley del silencio", sin ir más lejos) y, que no se quede a la zaga, el gran malvado, ricachón especulador, capaz de todo con tal de llevárselo todo sin ofrecer nada (no debe ser fácil interpretar a alguien tan mezquino y canalla, hacerlo bien, y, luego, salir a la calle y te feliciten por tu trabajo). En definitiva, aunque un poco en exceso emotiva y azucarada, la película que se nos presenta ahora en las pantallas, teniendo mucho de "Los chicos del coro", es una apuesta por un cine intrahistórico y metaliterario, bien construido desde los cimientos, con una fotografía y banda sonora muy cuidadas, donde lo que se cuenta pasa como un relámpago por la ciudad, dejándonos muchas preguntas sin respuesta, pero con la clara convicción de que lo que se cuenta tiene enjundia y armonía, de que lo comprendemos y asumimos como propio... París es siempre París. Excelente puesta en escena, que es tanto como decir "puesta en misa", que es lo que vale esta nueva cinta francesa. Atención a la joven Arnezeder (le auguro una prometedora carrera, si no descuida sus ojos y su boca apiñonada) y al chico que hace de hijo del gran Jugnot.
Melmoth
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