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España España · Madrid
Voto de Saffron:
5
Drama Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, en un bonito pueblo costero del País Vasco, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2022
173 de 275 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión esta es una de las películas más sobrevaloradas de FilmAffinity. Nada más y nada menos que un 7,6. Poca broma.

Retrata la cotidianeidad de una familia, algo que a mí de entrada me encanta, pues me gustan mucho las películas que hacen retratos intimistas o cuentan historias ‘pequeñas’. Pero no siempre sale un buen producto, y este es uno de esos casos.

Ninguna familia es una balsa de aceite, pero lo de esta gente es demasiado. Cada uno tiene lo suyo, pero madre e hija son especialmente insufribles. Con ellas no hay ni un momento de concordia. Están instaladas en la perpetua discusión, la crítica, el reproche, la amargura, las quejas, las malas caras, los gritos, la insatisfacción… ¡Qué estrés de señoras por dios! Me daban ganas de traspasar la pantalla y darle un abrazo a ese bendito aita que se encuentra en medio de las dos como en un fuego cruzado. Lo mismo aplica a Javier, pareja de la protagonista (Amaia). Ya lo quisiera yo para mí. A pesar de que sin comerlo ni beberlo se convierte en el punching ball de Amaia, el muchacho no dice una palabra más alta que otra, es todo buena voluntad y complacencia.

No sé si pretendía la directora aportar una cercana mirada a la maternidad, pero más bien lo ha hecho al perpetuo infantilismo de los millennials. Resulta que Amaia es una mujer de 35 años que acaba de tener su primer hijo. Entonces se le viene el mundo encima porque la bebé llora y, en un momento dado, el padre tiene que irse a ganar el jornal, porque de algo hay que comer. Como no puede sola con su hija, Amaia se va a vivir a la casa de sus padres al pueblo, para que le echen una mano. Pero con eso y todo sigue sin poder con la vida. La casa es estupenda y no le falta de nada, pero la niña llora, el perro ladra, hay que lavar sardinas, qué asco, y ya no puede más, una mierda todo. Y a lo tonto en este plan hacemos dos horas de película. Y no hay mucho más que eso, no crean.

Me ha decepcionado profundamente. En las críticas todo el mundo habla de lágrimas, pero a mí más que emocionarme me ha puesto de mala leche, la verdad.
Saffron
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